Santos Félix, sacerdote, y Adauto fueron mártires en la Vía Ostiense de la Antigua Roma. Identificados por la tradición como hermanos, fueron sepultados en el cementerio de Comodilla. Mientras el presbítero Félix era llevado al martirio, se añade a lo largo del camino Adauto, quien se declaró cristiano y compartió su
San Félix era un santo sacerdote romano. Fue arrestado al comienzo de la persecución del Emperador Diocleciano (284 d. C.–305 d. C.) y condenado a morir decapitado. Cuando se dirigía al sitio de la ejecución, se cruzó con un forastero cristiano, al que los cristianos al no conocer su nombre lo llamaron Adauto (añadido porque se unió a Félix).
Adauto se sintió tan conmovido al ver al santo correr gozosamente a la gloria del martirio, expresó su Fe en voz alta: «Yo profeso la misma fe que ese hombre. También yo confieso el nombre de Jesucristo. También yo quiero morir por su causa». Los magistrados le mandaron arrestar, y ambos mártires fueron decapitados juntos.