Muy revuelto debe andar el principal partido de la oposición, tras las últimas encuestas y tras el debate a cuatro cuando el exministro socialista, Jordi Sevilla, manifiesta que para “evitar terceras elecciones, si no hay mayorías, debería dejarse gobernar al candidato que consiga mayor apoyo parlamentario”.
Aplicando dicha afirmación cabe la pregunta, ¿Si esto es así, por qué no se ha hecho antes? ¿Por qué lleva este país meses sin saber a que atenerse?.
Seguramente Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y el señor Rivera, no estarán muy de acuerdo, puesto que sus oportunidades se acabarían de un plumazo con esta idea. Aunque más bien parece que está pidiendo a Sánchez la abstención en el caso de que se produjera la situación de las pasadas elecciones del 20 de diciembre de 2015.
La democracia bien aplicada es la de «un hombre, un voto». La suma de votos dan mayorías. El problema es que no sólo el que gana obtiene sus frutos, puesto que en muchas ocasiones segundos, terceros, cuartos e incluso quintos aúnan sus fuerzas y superan al primero. Algo que permite la actual Ley Electoral, todavía sin reformar.
En este país, durante décadas y aún hoy, este sistema de obtener gobiernos ha imperado. Permitir que la lista más votada gobierne supondría un cambio de mentalidad, que eliminaría cualquier especulación. Seguramente, los partidos más pequeños, regionales e incluso locales desaparecerían. ¿es bueno esto para democracia?.