El escritor Salman Rushdie, que ha presentado este jueves en Barcelona su última novela «Dos años, ocho meses y veintiocho noches», ha bromeado, a preguntas de los periodistas, con que «no es divertido» ser el «eterno candidato» al Premio Nobel de Literatura, tras conocerse que lo ha obtenido Svetlana Alexiévich.
En el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), Rushdie se ha pronunciado en estos términos cuando se le ha pedido su opinión sobre el hecho de que su nombre esté siempre en las quinielas de los posibles ganadores, aunque acaben concediéndolo a otros autores.
En tono distendido, Rushdie indicó que tampoco está mal pertenecer al mismo grupo de otros escritores que no lo han ganado, como Jorge Luis Borges, quien, ha recordado, «cada vez que llegaba el día decía que el comité del Nobel había convertido en costumbre no dárselo». «Por tanto -prosiguió- ya me está bien estar en la sala de los rechazados».
Sobre la autora bielorrusa, no esconde que conoce poco sobre su obra, aunque sí que «tiene un texto extraordinario sobre Chernóbil».
Como ya ha hecho en los últimos días durante su estancia en España, con paradas en Madrid y Barcelona, el escritor se ha referido a su último título -publicado por Seix Barral – como su novela más «loca y divertida«.
En esta novela lo lleva al extremo: incluso él mismo confiesa haberse divertido mucho escribiéndolo. No le es en absoluto ajeno al autor de Hijos de la medianoche cómo lograr que la crítica se cuele de contrabando en la conciencia. Y así, sin posibilidad de ‘plantar’ un muro.
A través de personajes como un jardinero que no puede tocar el suelo o un dibujante de cómic convertido irremediablamente en superhéoe o un bebé capaz de señalar y marcar a los ‘impuros’ con erupciones en la piel, Rushdie plantea la gran batalla, que durará lo que anuncia el título y cuya suma da, de casual no tiene nada, las 1001 noches. ¿Qué cantidad de monstruos, de los de Goya, podrían poblar nuestra vida?
Noches para liberar los grandes y peores fantasmas de nuestra era, la era que nunca acaba, la del fanatismo… Porque cuando el rey es él, ¿qué cantidad de monstruos, de los de Goya, podrían poblar nuestra vida? O como la leyenda del grabado de El sueño de la razón produce monstruos de Goya reza: «La fantasía abandonada de la razón produce monstruos imposibles: unida con ella es madre de las artes y el origen de las maravillas».
Asimismo, cree que viene de la tradición de las historias que se explican en Oriente y, a la vez, de la tradición surrealista europea. «Siempre he estado muy influido por las películas de Buñuel, por esa tradición de explicar las historias del mundo real de una manera extraña, pero que puede hacerlo ver todo de forma más clara».
Al acabar el encuentro con los periodistas, se le inquirió sobre la fatua que instaba a su ejecución y lo ha comparado con «una enfermedad que tuve hace 27 años, de la que me recuperé hace 16. Ya no pienso en ello y, utilizando los términos del tiempo del cólera, ahora ya no tengo cólera. Llevo una vida completamente normal y sólo hablo de ello si me preguntan los periodistas, por lo que me parece que pronto dejaré de hablar con los periodistas».