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Con VOX, seguirá gobernando Pedro “Antonio”, el rey de la petanca… y él lo sabe (…y III)

Terminaba mi reflexión anterior, emplazando a algunas de las evidencias que me llevan a titular así esta miniserie sobre el buen entendimiento entre el PSOE de Pedro “Antonio PinócHez Falconeti…” y el VOX de Santiago Abascal “Amurriensis”. Por supuesto me dejaré algunas porque sería imposible pormenorizar todas las que, a nivel nacional, autonómico o, sobre todo por el número, municipal, lleva dejando en la hemeroteca el “partido de la esperanza”, dicho sea por el color verde que lo identifica.

Matizaba con “el PSOE de…” porque, quiero pensar, aunque la historia de ese partido deja pocos resquicios para ello, que pueda haber socialistas honrados que no se identifiquen con el hoy Partido Sanchista Oprimiendo/”Okupando” España. Lo mismo que con “el VOX de…”, porque, en este caso sin duda alguna, el Manifiesto es muy bueno en líneas generales, aunque en muchas de sus propuestas irrealizable hoy. Además, no es nada creíble si lo tiene que llevar a la práctica un grupo de personas, cuyas líneas de conducta, si se analizan desde el conocimiento de los personajes, aparcando los sentimientos, distan mucho de reflejar lo que desde el papel se dice.

Empezando por orden cronológico, el “socio natural”, como, cuando les conviene, se autodenominan eufemísticamente los protagonistas de VOX, tuvo una doble oportunidad de demostrar esa proximidad en 2019. Primero, rechazó la oferta de Pablo Casado –que todavía no había metido la pata hasta la ingle– para ir juntos en las listas electorales de Abril que, nueve meses después de su llegada para eso, convocaba el “rey de la petanca”, hoy también del “baloncesto en silla de ruedas”. Ofrecimiento que también hizo al, entonces, líder de Ciudadanos, Albert Rivera, que igualmente denegó. Los dos se vieron los “reyes del mambo” y, cada uno, por separado, creyó que se iba a quedar con los restos del Partido Popular. Pero lo que son las cosas, el primero se quedó en 24 escaños –no demasiado mal para ser su primera aparición en el ámbito nacional, pero muy lejos de su objetivo– y el segundo en su techo de 57, que a ninguno le sirvió de nada, pero dejaron al PP/NA+ con 68+2 y permitieron al PSanchista llegar a 123. En resumen, las supuestas y mal llamadas “tres derechas” se quedaban en una suma imposible y el, todavía, sólo socialista, con su derivada socialnacionalista del PSC, no pasaba de una amarga victoria. No me voy a extender en el resultado que, al final, fue la nueva llamada a las urnas casi siete meses después. Pero sí voy a hacer un pequeño paréntesis de algo que ocurrió en ese periodo interelectoral, que me parece que podría ser válido este año también. Confluimos a principios de 2019 un reducido grupo de personas que habíamos estado en VOX en diferentes épocas, inicios de 2014, travesía del desierto de 2015/18 y tras el “reset” de 2018/19, que fuimos saliendo del partido a medida que conocimos de cerca las artes del “dúo sacapuntas”, primero, de los restos, después, y del reagrupamiento último, finalmente. Creamos entonces una plataforma que bautizamos como MANIFIESTO POR ESPAÑA, que tuvo bastante eco en los medios, después de dar una rueda de prensa el 16 de Mayo de 2019, sobre lo que volveré después.

El mismo escenario se repetiría pasados seis meses y medio, alimentado por dos medios de comunicación, adictos por entonces a VOX, uno radiofónico/digital que, como el reloj del chiste, ahora “tiene días” y otro televisivo, al que, poderosas razones, lo mantienen en su casi general fanatismo. El primero, fundamentalmente, se afanó a diario en propagar el famoso 1+1+1 para el Senado en un infantiloide sueño de que fuera uno para para cada partido de esas mal llamadas “tres derechas” que antes comentaba. Al final, el “hábil” comunicador de las mañanas consiguió lo evidente, el “divide y vencerás” que aplaudía la izquierda, que se tradujo en una mayoría socialista, también, en la Cámara Alta -nunca entenderé, con ese pelaje de senadores, como se puede llamar Alta–. Por su parte, volver a concurrir separados, hizo que los escaños del Congreso –aquí sí que se justifica lo de “cámara baja”– ”bailantes” en muchas provincias, cayeran en la izquierda, y el resultado fue de 120 escaños para el PSanchista, 89+2 para el PP/NA+, 52 para VOX y 10 para Ciudadanos, que supusieron la salida de la política del campeón universitario de charla –su principal, si no único, valor, a la postre–. Después vino el lacrimógeno abrazo del felón “Narciso” con el que “no podría dormir tranquilo, como el 95% de los españoles”, la reedición del frente popular 2020, y el socialcomunismo que nos tiene como nos tiene.

No contento Abascal con haber sido la “muleta” de Sánchez en las dos elecciones generales citadas, todavía da un paso más en su faena, al presentar una moción de censura en octubre de 2020, crónica de una muerte anunciada y la de peor resultado de las presentadas hasta ahora. En realidad, era más bien una moción contra el PP, pensando de nuevo en que el voto del centro derecha se iría con él por no haberla apoyado –o tal vez le escocían los dos ridículos de 2015 y 2016 y vio su venganza cerca–. Al final, nuevo triunfo de Sánchez, que se regodeó del fracaso verde y las encuestas, desde entonces, incluso en los peores momentos de Casado, tras su inmensa metedura de pata en los estertores de 2021 y primeros meses de 2022, nunca dieron a VOX más de ese jamás soñado techo de 52 escaños, más bien, todas, por debajo de 50. Cifra que no parece cambiar mucho tras el relevo de Alberto Núñez Feijóo, que eleva a más de 140 el mínimo de Casado, que no llegaba a 70 escaños a principios de 2022. Esperemos que no meta más la pata, como alguna inoportuna declaración respecto a la cacicada del nuevo Tribunal Constitucional con la durmiente, durante casi trece años, Ley del Aborto. Después de esta primera actuación del que se manchaba “las togas con el polvo del camino”, el obediente Cándido –sólo de nombre– Conde Pumpido, se podría parafrasear la conocida chulería sobre la Fiscalía, del sátrapa de la Moncloa: “¿De quién depende el Constitucional…? ¿De quién…? Pues eso”.

Tampoco tuvo VOX el triunfo esperado –o, más bien, deseado– en las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2019, cuando no pasó de comparsa obligado en la comunidad de Madrid y poco menos que eso en el Ayuntamiento. Papel que repitió escasamente en la repetición que Isabel Díaz Ayuso se vio obligada a convocar dos años después ante la traición que se veía venir de su socio Ciudadanos. La suma del PP, superior a la de las tres izquierdas presentes en la asamblea madrileña, hacía irrelevante el apoyo de VOX, que mi “amiga” Rocío “Mojasterio” no digirió bien. Tan poco bien lo que varias veces ha votado con la oposición en los dos últimos años, hasta rematarlo con que el Grupo Parlamentario de Vox tumbaba, en comisión, el proyecto de presupuestos de la Comunidad de Madrid para 2023, por un “quítame allá esas pajas”, al haber presentado sus enmiendas fuera de plazo. Todo ello después de que su representante anunciara la abstención que, alguien, desde la dirección nacional del partido, debió de hacerle reconsiderar. Al final, voto en contra, como Más Madrid, PSOE y Podemos.

Y no queda ahí la cosa con la señora Monjasterio, VOX ha votado también en contra de un documento oficial del parlamento madrileño que censuraba a Sánchez por su gestión de los fondos europeos lo que, de paso, supone un claro mensaje a la UE. Claro que, esta vez, la consorte del portavoz de los verdes en el Congreso ha sido “coherente” con lo que ya hicieron sus mayores de la Carrera de San Jerónimo hace ahora dos años. Entonces, su abstención, junto con la de BILDU, le dio un cheque en blanco a Sánchez, al permitir la convalidación del decreto ley de gestión de los fondos europeos. Después de que su portavoz Espinosa de los Monteros dijera que el manejo de esos fondos podía ser “la mayor red clientelar de la historia de España», se descolgaron con la abstención facilitadora de lo que criticaban. Y, tras el revuelo organizado, el mismo personaje matizó que lo hicieron “para que llegue el dinero europeo a España lo antes posible”. En fin, demostrando, una y otros, ser los socios que Sánchez necesita.

Tampoco en el Ayuntamiento de Madrid ha dejado VOX de poner zancadillas por medio de su portavoz del grupo municipal, Javier Ortega Smith, otro genio de la política, que nunca mostró la menor sintonía con el “socio natural”. Ya, nada más iniciarse la legislatura, se produjo un fuerte encontronazo con el Alcalde, en plena Plaza de Cibeles, cuando el “boina verde” de VOX se presentó con su particular pancarta populista a la concentración organizada por José Luis Martínez Almeida para protestar contra el asesinato de una mujer. Y remató el último año poniendo el “muro” de VOX contra los presupuestos presentados por Almeida que, por esta negativa, junto a la de la oposición de toda la izquierda municipal, se ha visto obligado a prorrogar los de 2022.

La reivindicación que hacía Ortega era “la derogación de Madrid Central”, sin decir cómo, porque, al parecer, no lo sabe ni se puede dar marcha atrás, tan fácilmente. Según Almeida: «Los madrileños no podrán ahorrarse 120 millones de euros en impuestos porque a Ortega Smith le apetece circular en su coche por Gran Vía».

En definitiva, VOX congela en total 3.100 millones de euros en Madrid, que iban destinados a becas, residencias, hospitales, bajada de impuestos o mejora de la dotación de seguridad y emergencias, entre otras cosas.

Pero no quedan ahí los favores de Abascal a Narciso Falconeti Marismillas, sino que todavía sigue en sus trece de llevar a término el “do ut des” que le debió ofrecer Sánchez para el rescate cuando llegó a Moncloa, con un “penúltimo” favor –nunca hay que descartar más, con este personaje–. Casi tres meses después de que anunciara una nueva moción de censura –no tuvo bastante con la inutilidad de la de 2020– y sin encontrar desde entonces alguien de nivel, externo al partido, que se prestara a defenderla –al menos sí se enteró de que no los tiene dentro, empezando por él, tras cargarse a la única que parecía poderlo hacer, Macarena Olona–, se extendió el rumor de que su amigo Fernando Sánchez Dragó, el tercer escribiente de su “tercer” libro, le había propuesto uno de peso. Al parecer todo se fraguó entre gamba y gamba en la conocida Marisquería Rafa de la Calle Narváez de Madrid, no iba a ser en la Tasca Pepe de Vallecas, que no sé si existirá, pero ya se entiende lo que quiero decir. Tras repasar los que habían dicho no, entre los que se rumorearon Manuel Pizarro, Fernando Savater, Rosa Díez…, que no sé si en algún momento han sido siquiera contactados realmente, el propuesto fue el profesor Ramón Tamames. Sin duda una “joven promesa” de casi noventa años, eso sí, con la cabeza más que bien amueblada y en perfecto estado mental por el momento, que parece no haber hecho ascos a la propuesta: “No se puede dejar pasar esta oportunidad”, ha dicho el otrora comunista que, en una entrevista en El Mundo recreaba: “si no lidero la moción de VOX, puedo arrepentirme toda mi vida”. Yo creo que se puede arrepentir si confía en el vasco. El tiempo dirá.

No descubro nada diciendo que, si bien el felón que nos desgobierna se merece, no una moción de censura, sino su procesamiento inmediato si alguien se atreviese a aplicarle el Artículo 102 de la Constitución, presentarle una moción de censura que no tiene la más remota posibilidad de salir airosa, ni aunque la apoyasen el PP, Ciudadanos y los pocos diputados decentes que haya por el grupo mixto y Foro Asturias, no conduce a nada. Bueno, conduce a que, de nuevo, el clon superador de José Luis Rodríguez Zapatero y del mismísimo Fernando VII, saque pecho y se regodee en la nueva derrota de Abascal/VOX. Por mucho que Tamames, que seguramente haría un buen discurso, le cantase las verdades del barquero a Pedro Antonio y presentase un buen programa de gobierno, lo que no hizo el propio Abascal en la primera moción de censura, esta repetición no serviría para nada, salvo para lo que pretende el mocetón de Amurrio, que se hable un poco de él, ya que no sube en las encuestas pese a que el PP tampoco despega del todo. Como ha dicho Félix Madero en Voz Populi: la moción no es sino “una pantomima. Una verdadera farsa, urdida por Santiago Abascal y algún colaborador, de esos que hay en Vox, que están en la dinámica de que cuanto peor, mejor”. Y, por cierto, ilustra su artículo con una foto de los dos presumibles y sonrientes socios, que me he permitido subtitular:

“Casi no se nota lo bien que nos llevamos, Santi”. “Calla, Pedro, disimula”.

También lo dice Estanislao de Kostka Fernández: “VOX se equivoca si ve al PP como su enemigo” y añade: “VOX se ha dejado engañar por la izquierda y está siendo pieza fundamental de la pinza que la izquierda y VOX, le están haciendo al PP”. Y respecto a la moción sentencia: “Cero posibilidades de éxito y 100% de posibilidades de que los beneficiados sean el propio Sánchez y Feijoó. Ellos son los que ocupan los espacios mediáticos y sus discursos son los que transcienden a la opinión pública. Y, mucho más. Lo dice el medio del que hasta hace poco era uno de los mayores defensores e impulsores de VOX en estos tres últimos años, Libertad Digital que publicaba el jueves un artículo https://www.libertaddigital.com/espana/politica/2023-02-09/el-gobierno-ve-la-mocion-de-censura-de-vox-como-un-salvavidas-nos-viene-bien-6983991/ que titulaba con “El Gobierno ve la moción de censura de Vox como un salvavidas” y ponía en boca de portavoces de Moncloa un «Nos viene bien».

En fin, él –o sus asesores– sabrá lo que hace, pero me temo que Abascal, al final, o, mejor dicho, desde el principio de su “casual” reinicio en 2018, parece más un cipayo de Pedro “Antonio Narciso PinócHez”, que el gran salvador de la Patria a la que ni siquiera sirvió en sus años mozos.

Termino con lo que antes comentaba sobre el MANIFIESTO POR ESPAÑA que presentábamos un grupo “insurrectos” de VOX en Mayo de 2019. Ya entonces, dirigimos un escrito a Pablo Casado en el que recogíamos “diez razones para concentrar el voto en torno al PP” y otras “diez razones para no votar a VOX”, esperando que pudieran servirle de argumentario. Resaltábamos, entre otras cosas que “no había que hacer el juego a la izquierda alimentando las tres derechas”, que “votar VOX era, indirectamente, votar al ya doctor Plagio cum Fraude” y detectábamos que ya “VOX tenía como única misión desgastar, mermar e incluso suplantar al PP”. Y traigo a colación una frase de Núñez Feijóo que creo que resume bien el peligro de una posible coalición llamada a no funcionar: “Pretendo gobernar solo. No puedo hacer un gobierno en el que la principal preocupación sea entendernos entre los socios como estamos viendo con el gobierno actual”. Pues eso, y dejo una última pregunta en el aire: “¿Qué haría Abascal si el PP suma más que los partidos de izquierdas y le pide el apoyo de Investidura, sin entrar en el gobierno?”. Como ejemplo tenemos Castilla y León.

Antonio De la Torre,  licenciado en Geología, técnico y directivo de empresa. Analista de opinión.

Artículos anteriores, I y II
Con VOX, seguirá gobernando Pedro “Antonio”, el rey de la petanca… y él lo sabe (I)

Con VOX, seguirá gobernando Pedro “Antonio”, el rey de la petanca… y él lo sabe (II)

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