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“Sencillamente inobjetable” y algunos comentarios que lo aseveran

A final de Agosto y por esas redes sociales que a veces nos dejan cosas bien elaboradas más allá de los chistes y exabruptos con que muchas ocasiones nos bombardean, me llegó con ese título que entrecomillo, una reflexión encabezada por un nombre, Rodrigo de la Quadra-Salcedo, que no sé si -como puede parecer- es el autor, o simplemente su transcriptor, resaltando una serie de carencias que además del entrecomillado subrayo. En cualquier caso, como el citado título refleja, me pareció “Sencillamente inobjetable” y quiero compartirlo con mis lectores, aportando comentarios que, en mi opinión y con pequeños matices, confirman lo inobjetable -valga la redundancia- de lo expuesto.

Empieza el escrito con una rotunda afirmación: “Habéis estado 44 años viviendo en una enorme MENTIRA…”, no sólo incuestionable sino sobre la que ya venimos muchos hablando y escribiendo, que no es otra que la fantasía de creer que vivimos en una democracia que hace mucho tiempo se prostituyó, si no nació ya con esa “lacra”, como puede verse si analizamos nuestra Historia de los años 30 -para no remontarnos demasiado-, al incluirse en esa Constitución de “consenso” de 1978, los mismos puntos débiles que dieron lugar a aquellos acontecimientos tristes y luctuosos del final de la década. Probablemente, la adulteración como tal empezó ya en los primeros 80, con el “fallido” intento de golpe de Estado y la posterior llegada al poder del Partido Siempre Opuesto a España, cuyo primer hecho relevante después de la abrumadora mayoría del 28 de Octubre de 1982, fue la “expropiación de RUMASA”, flagrante abuso de poder que “legalizó” mediante una ley ad hoc que sus 202 diputados aprobaron “a posteriori”, como ayer recordaba en su editorial de la mañana el popular comunicador Federico Jiménez Losantos, que cuando no se sale del relato histórico y cae en el clientelismo populista, suele ser genial.

Continúa el autor diciendo que No teníais, ni tenéis, la mejor sanidad del mundo, lo único que tenemos mejor que nadie es la red de AVE, perfectamente prescindible, carísima e ineficaz” y aquí sí voy a discrepar un poco. No sé si lo de “carísima e ineficaz” se refiere a la Sanidad o a la red AVE, como parece. Si es al AVE puede que lo de carísima le venga que ni pintado, sobre todo si recordamos aquel famoso “convoluto” al embajador alemán Guido Brunner -25 millones de pesetas- y la estupidez de trazado de la línea Madrid-Valencia por Cuenca, por capricho del “cristalino” José Bono y otras derivadas como la línea Toledo-Cuenca que hubo que cerrar por falta de uso. Pero sobre la eficacia de las grandes líneas, creo que no se puede dudar. Si se refería a la Sanidad, en mi opinión el desastre viene de la gestión por haber transferido a las taifas la competencia de un bien común que hace que sea diferente su calidad en función de la región o provincia de que se trate.

Prosigue en un área que los que me leen saben que es mi “punto flaco”, la Educación con mayúscula que desde que las autonosuyas empezaron a escribirla con minúscula justifica que: No teníais, ni tenéis, la generación MEJOR preparada de la Historia. Tenéis la más lerda, la más adoctrinada y la más inútil”. Podría extenderme mucho, pero lo resumo con lo dicho por Elvira Roca Barea, autora entre otros del libro “Imperiofobia y leyenda negra…”, de recomendable lectura: “Analfabetos ha habido siempre, pero nunca habían salido de la universidad”, aunque no me resisto a dejar esto http://desdeelcaballodelastendillas.blogspot.com.es/2015/07/cuatro-de-cada-diez-jovenes-tienen.html que publiqué hace cinco años.

Qué decir de No teníais, ni tenéis, un Estado de Derecho. Desde 1985 tenéis una mafia judicial elegida por la mafia política”. Recordemos el “Montesquieu ha muerto” que dicen que dijo Alfonso Guerra tras la reforma del sistema de elección del Consejo General del Poder Judicial, propiciada por la LOPJ que aprobaron los socialistas ese año, principio del fin de la independencia judicial, que sigue siendo asignatura pendiente de esta falsa democracia, partidocrática, endogámica y dictatorial.

Incuestionable también el No teníais, ni tenéis, un Estado social. El Estado social que tantas décadas costó levantar desde que en 1956 lo creara Franco, tiene los pies de barro y sólo sirve para atender a los futuros votantes de quienes nos han traído aquí”. Con el pretexto de conseguir el “Estado del bienestar”, que como dice el autor lo creó Franco entonces y estaba muy avanzado ya a su muerte, en 1975, se ha ido transformando en el “bienestar del estado” de políticos y comparsas de asesores, funcionarios forzados y clientes allegados sin límite.

No menos cierto es esto: No teníais, ni tenéis, unas Fuerzas del Orden capaces de protegeros. Como todo en esta podrida sociedad, hasta esas instituciones están politizadas y salvo los honrados funcionarios que intentan cumplir su deber, los de arriba, otra mafia”. Como ejemplo entre miles que podría citar, la polémica declaración del general de la Guardia Civil, José Manuel de Santiago, en una de las infinitas ruedas de prensa en las que nos falseaban datos y tapaban la desastrosa gestión de la supuesta pandemia del COVID19, al decir que perseguían los bulos para, “Por un lado, evitar el estrés social que producen, y también minimizar el clima contrario a la gestión de crisis por parte del Gobierno”. Mi recuerdo de paso al olvidado Artículo 8 de la Constitución.

Sigue su aserto con No teníais, ni tenéis, un Estado Autonómico descentralizado que acerca la Administración al ciudadano. Tenéis 17 Taifas con 17 grandes señores que en ocasiones se creen más importantes que el Jefe del Estado, perfectamente prescindibles, carísimas e ineficaces”, más dos ciudades autónomas en el colmo del desiderátum, que degeneraron en esas Autonosuyas que definió Fernando Vizcaíno Casas en 1981, un desastroso sistema “descentralizador” consistente en crear pequeños y más fuertes centralismos al tiempo que potenciaba el separatismo de algunos y el “hallazgo” forzado de “características diferenciales” por otros que nunca se las habrían planteado.

Innegable también el No teníais, ni tenéis, nada que producir. No tenemos materias primas de primera necesidad, la industria se desmanteló y nuestro sector servicios es casi tan inútil como la propia Administración Pública. Inventamos empleos de aire, y seguimos sin producir”. España pasó de ser la octava potencia mundial industrial en 1975 a un dudoso decimotercer puesto hoy -treceavo que diría Javier Solana, uno de los “ilustres” degeneradores de aquella Educación añorada-, tras abandonar la industria de verdad, la productiva, e inventarnos el turismo como “industria”, tan potencialmente fuerte por el clima y riqueza cultural de nuestra España como mal gestionado por unos irresponsables que han alcanzado el límite en estos meses de caos hasta dejarlo en algo testimonial.

Termina con otra afirmación no menos contundente: No teníais, ni tenéis, futuro, porque habéis elegido tener mascota en lugar de reproduciros. Sois además cómplices de genocidio. Habéis consentido que se haya eutanasiado a miles de ancianos, lo mejor de este país. País que levantaron a mordiscos”. Y eso que no dice nada sobre el sexo a la carta; el aborto, más de 2’4 millones desde 1986, año siguiente a la aprobación de la ley, según datos del Ministerio de Sanidad, ni de que España es récord también con uno de los índices de natalidad más bajos del mundo, 9 nacimientos por cada 1.000 habitantes – aunque la inmigración musulmana maquilla un poco ese índice-, en el puesto 202 de un total de 223 países, que lidera Angola con 43’7 y cierra Mónaco con 6’5 y una tasa de fertilidad de 1’23 hijos por mujer, el segundo más bajo de Europa por detrás de Malta, frente al 2’1 que requiere un nivel de reemplazo generacional y la estabilidad de la población.

Se despide don Ricardo con una advertencia -premonitoria, me temo- que no parece tener mucho predicamento en la España actual, cada vez más mediocre y con mayor proporción de chusma en nuestras calles -aclaro que el D.R.A.E. recoge el término en su acepción primera como: “Conjunto o multitud de gente grosera o vulgar”-: “Ahora seguid con vuestras estupideces, vuestras putas vacaciones de mierda, probablemente las últimas de vuestra vida progre, y comprad pañuelos. Los vais a necesitar. Es lo único que sirve cuando hay lágrimas”. Y cierra con un lamento: “Lo único que me jode es que algunos van a llorar sin merecerlo…”, que comparto y que también llevo tiempo avisándolo cuando se repite eso de que “Un país tiene el gobierno que se merecen sus votantes”, algunos, añado, pero lo pagamos todos.

Antonio de la Torre, licenciado en Geología, técnico y directivo de empresa. Analista de opinión

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