NAVARRAINFORMACIÓN.ES
- Por Koro Cantabrana Ruiz de Larrinaga, periodista, escritora y coach.
¿Sabrías que algunas emociones pueden quedar atrapadas en tu cuerpo y dañarte? Y la verdad es que es posible que tengamos muchas emociones atrapadas de las que no somos conscientes.
- ¿Cuántos remordimientos tenemos por aquello que hicimos o por lo que dejamos de hacer?
- ¿cuántas veces te has mordido la lengua con algo y después lo has estado rumiando en tu cabeza?
- ¿cuántas veces te has guardado para ti lo que sentías en algún momento?
- ¿cuánto te sigue doliendo el recuerdo de aquello que te hicieron?
- ¿cuántas veces has guardado en tu interior todo lo que hubieras precisado liberar hace tiempo?
Podemos guardar dolor, rencor, culpa, remordimiento, resignación, odio… Seguramente todos podemos reconocer, más veces de las que quisiéramos, que hemos sentido, vivido o sufrido en más de una ocasión de emociones atrapadas en nuestro interior. Y, desgraciadamente, es posible que algunas sigan aún morando dentro de nosotros.
Las emociones son información de cómo vivimos lo que está sucediendo: qué pensamos de lo que nos pasa, de lo que esperábamos que nos pasara, de lo que necesitamos que sucediera y que, por algún motivo, no ha sido así. Las emociones se sienten únicamente en el presente, aunque sea de algo que pasó hace tiempo o algo que anticipamos que sucederá en el futuro.
Cuando hay emociones que no hemos liberado, que no hemos dejado salir del todo, o no las hemos vivido naturalmente, y que, por el contrario, hemos reprimido, aguantado, o tragado, decimos que tenemos emociones atrapadas.
Estas son muy dañinas, sobre todo si se han mantenido durante un largo periodo de tiempo, ya que tarde o temprano van a salir y se van a manifestar de distintas formas en nosotros, causándonos efectos nocivos evidentes.
Así, el odio, el rencor, la culpa, el remordimiento y la resignación son un ejemplo de emociones atrapadas de las que nos podamos resentir de manera emocional, mental y física.
También el miedo es una emoción atrapada muy poderosa que nos limita en todos los sentidos, y que nos impide sentirnos bien con nosotros mismos (al sentir ese miedo dentro de nosotros) y con el mundo (porque pensamos que es una amenaza de fuera).
Las emociones atrapadas están bloqueadas en nuestro interior. Poco a poco nos atrapan, sin dejarnos ser nosotros mismos ni expandirnos.
“Las emociones atrapadas están bloqueadas en nuestro interior. A su vez, estas emociones nos atrapan, y no nos permiten expandirnos y ser nosotros mismos”.
Koro Cantabrana
Algunos de ellos son:
- ¿Cuántas veces tienes el deseo de hacer algo y te paralizas por miedo?
- ¿Cuántas veces te ha detenido la duda?
- ¿Cuántas veces has tenido ganas de dar un beso o un abrazo a algún familiar o amigo, y luego, tras recordar algo, cambias el amor inicial por el odio o el rencor?
- ¿En cuántas ocasiones has deseado llamar a alguien y no lo has hecho por enfado?
- ¿Cuántas oportunidades has perdido por vergüenza?
- ¿Cuantas veces te comunicas con alguien sólo para emitir reproches?
- ¿Cuántas veces te pillas en el arrepentimiento de algo que hiciste o dejaste de hacer?
Muchas personas han reportado que, al final de sus días, lo que más les duele es el arrepentimiento de haber hecho algo o, sobre todo, de haber dejado de hacer algo.
“Las interferencias y distracciones nos crean motivos poderosos para dejar de hacer lo que realmente desearíamos hacer”. Koro Cantabrana
La enfermera australiana de paliativos Bronnie Ware, se ocupaba de pacientes en sus últimos meses. Conmovida por las historias y confesiones que escuchaba, escribió su novela “Los 5 principales arrepentimientos de las personas antes de morir».
Hablaré de ello en otro artículo.
Reflexión:
¿Cuántas de estas interferencias o distractores tienes dentro de ti que te impiden sentirte bien?