

Ayer, día de celebración del «orgullo gay», salieron a la calle unos cuantos homoxesuales que, bajo la reivindicación de sus derechos, utilizaron el día y las calles de Pamplona para arremeter contra la Iglesia y los católicos.
Lo que es criticable, desde todo punto de vista, es que estos lobbys de poder y control, utilicen sus reivindicaciones y puesta en escena de su homosexualidad para exteriorizar públicamente el odio, la animadversión y la ojeriza que tienen hacia una religión, como es la católica. Utilizando para escenificar su segregación con la Iglesia, la ridiculización, la falta de respeto, la mofa y la sorna a los símbolos y personas católicas. Ofendiendo los sentimientos religiosos, delito del código penal.
Y la causa puede ser porque les sale gratis cualquier tipo de afrenta a esta religión que es respeto y tolerancia para con los demás. Los musulmanes cortan las manos al que roba, denigran a la mujer y, según el Corán, la homosexualidad tiene condena y está categorizada como delito incluyendo en la condena hasta la pena capital. Y lo cumplen a raja tabla porque así lo manda el libro sagrado del Islam. Esto si que es ir contra los derechos de las personas y sus preferencias sexuales.
Pero nada dicen en contra de esta religión que sí es fundamentalista -también en este aspecto-. Cuando esta religión islámica está en España, con millones de musulmanes que la practican. Sin ir más lejos, en Cataluña, la que quiere ser nación y segregarse de España, hay más de 300.000.
Ni una sólo crítica. Ni dispuestos a hacer lo mismo a los musulmanes. Por ejemplo, las lesbianas de Femen, ¿se atreverían a rodear al Imán de la Mezquita de la M-30 y encadenarse dentro de la Mezquita semidesnudas al grito de tomemos el Corán, como hicieron al rodear a Rouco y encadenarse al Cristo de la Almudéna al grito de «tomemos el altar»?
Directora Navarrainformación.es
No me preocupa lo más mínimo lo que piensen todos esos.