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Cuando se junta el hambre con las ganas de comer

Estoy seguro de que serán muy pocos los que no hayan escuchado, leído o incluso utilizado, la frase con la que titulo mi reflexión/desahogo de hoy.

Según el D.R.A.E., que la mayoría de nuestros políticos parece que no consultan lo suficiente, “Juntarse el hambre con las ganas de comer” se utiliza como expresión «para indicar que coinciden las faltas, necesidades o aficiones de dos personas».

Pues fue esa frase, precisamente, la que me vino a la cabeza cuando supe de la improvisación en la que culminó el propósito, adelantado por el líder de VOX, Santiago Abascal, a la vuelta del verano pasado, de presentar una nueva moción de censura a Pedro Narciso Antonio PinócHEZ cum Fraude y otras hierbas. Pido disculpas por resumir el nombre y “apellidos” de nuestro presimiente, para no alargarme demasiado en cosas de poco interés.

Creo que Abascal estaba obligado, cuando anunció la moción, fruto de su capricho del momento, a no ser, él, el mejor candidato para el nuevo intento de llegar a la presidencia del gobierno. No le acompañan ni prestigio ni credibilidad para tan alto cometido. También parecía ser consciente de no tener a nadie, en sus filas, de talla suficiente como para sustituirlo o, dada su “humildad”, incapaz de reconocer que lo hubiera. Por ello, alguien le debió soplar la idea de que, esta vez, el propuesto fuera un independiente, a ver si sonaba la flauta. Imagino el esfuerzo que le supondría, a un personaje tan ambicioso y ególatra, no postularse él mismo como candidato, pero, pese a las limitaciones que comentaba Macarena Olona en su entrevista con Évole, parece que lo entendió, o le asesoraron bien. Mucho más, teniendo en cuenta el “éxito” en su primer intento de octubre de 2021, en el que no hubo ni programa y que acabó en nada.

Decía antes lo de “improvisación” porque, después de más de tres meses de silencio al respecto y vanos intentos de búsqueda, parece que no había encontrado a nadie –no era fácil con él– dispuesto a aceptar su ofrecimiento para defender la nueva moción. Parece que, entre otros, llegaron a pensar como posibles candidatos en Felipe González o Alfonso Guerra. También en Joaquín Leguina o Fernando Savater. Incluso algún rumor me llegó sobre Rosa Díez. No sé la especial atracción que tiene el de Amurrio por personajes de la izquierda. Tal vez por eso juega, tan bien –separado–, lo de ser “muleta” de Falconeti desde su llegada a Moncloa. Pero tuvo que ser una ocurrencia, casi a la desesperada, de su amigo Fernando Sánchez Dragó –me cuesta entender esa relación entre personajes tan diferentes en todo–, allá por mediados de enero, entre mariscos y buen vino, la que diera salida al brindis al Sol que ya empezaba a eclipsarse. Tardó en concretarse, pero, al final, apareció el C. U. R., “candidato de último recurso” –gas de vida para VOX–, en la persona de Ramón Tamames –entre “jóvenes” anduvo la cosa–, que se hizo un poco el remolón, pero no demasiado: “Hay oportunidades que no se pueden dejar pasar” y parece que le supo bien la propuesta. Fue una solución que no debió parecerle mal, tampoco, al tercero de los comensales en la conocida marisquería Rafa de la madrileña calle de Narváez. Me refiero al, desde tiempo casi inmemorial, asesor “áulico” del vasco, el periodista Kiko Méndez-Monasterio, autor, según se dice, del primer libro firmado por su asesorado. Al final, el “necesitamos un De Gaulle”, que pretendía Dragó buscar dentro de la política, se quedó en una vieja gloria de la Economía.

Lo cierto es que, como decía al principio, coincidió el hambre de protagonismo de Abascal –que se hable de mí como sea–, y más después de unos cuantos “deslices” en su partido, con las ganas de comer de Tamames, en forma de despedida “mayestática” de su persona.

No seré yo quien niegue que el mocionado no se merezca esto y mucho más. Llevo años diciendo, como dije no pocas veces respecto a su antecesor, que echaba de menos el inicio de un procedimiento judicial en base al Artículo 102 de la Constitución. Lo que hoy es una quimera, dada la composición actual del hemicirco, la mayoría absoluta de Mariano Rajoy sí creo que pudo haberlo hecho con el hoy asesor, y casi embajador, de Nicolás Maduro. Recordemos que, en su punto 1, el citado artículo habla de “responsabilidad criminal del Presidente…” y en el 2 que, “Si la acusación fuese por traición o por cualquier delito contra la seguridad del Estado en el ejercicio de sus funciones…”, esto último sobre todo. Pero no voy a entrar aquí en el detalle de las no pocas cosas en las que ambos han podido traspasar, presuntamente claro, esa línea de responsabilidad/traición que les harían carne de banquillo; me saldría del fondo de mi reflexión.

Tampoco negaré que Ramón Tamames hubiera podido ser, en otro momento y en muy distintas circunstancias, un digno candidato del Partido Comunista cuando, como concejal del Ayuntamiento de Madrid, fue diputado nacional en dos legislaturas –otra cosa que nunca entenderé es la compatibilidad de ser, simultáneamente, concejal y diputado en el Congreso. Y también adelanto que escucharé con interés la intervención del insigne catedrático de Economía, autor de “La Estructura Económica de España”, familiarmente conocida durante muchos años como “El Tamames”, prologada por José Luís Sampedro y epilogada por el no menos ilustre Juan Velarde, recientemente fallecido, que la resume como “Una fuente histórica de primera magnitud, que será empleada una y mil veces para ofrecer la evolución de nuestra economía del siglo XX”. Obra que, según el antes citado enlace de El Español, “estudió” el que todavía no sabemos si será presentador del candidato. Cosa que dudo, primero, por que no sé con qué profundidad se estudia Economía en la diciplina de Sociología, en la que parece estar graduado Abascal, y segundo porque, en mi etapa de cercana convivencia con él, allá por 2014, no me pareció que hubiera aprovechado muy bien la asignatura. Pero ese es otro tema que no toca ahora y del que dio alguna pista la también citada Macarena Olona en su “evoliana” entrevista.

Dicho lo anterior, no es menos cierta la improcedencia de la mencionada mención, todavía sin fecha, a expensas de que el omnipotente jefazo de la Fiscalía, del Tribunal Constitucional y del Congreso, ordene a su lacaya Meritxell Batet la fecha que más le convenga a él. Improcedente, en primer lugar, porque no tiene ni la más remota posibilidad de salir triunfadora, aunque consiguiera los apoyos, que no los tendrá, del Partido Popular, de Ciudadanos e incluso del “acomodaticio” PNV, siempre que haya dinero y cesiones de por medio, claro. Y ya se sabe que buscar un imposible conduce a la melancolía. En segundo lugar, porque no se conoce un verdadero programa de gobierno de VOX, fuera de populismos irrealizables en el contexto actual, que no creo, además, que sean objeto de consideración por parte de Tamames. En tercer lugar, porque conociendo al personaje cuya gestión se cuestiona, ya veremos si algunas de las conocidas declaraciones y publicaciones del candidato, no las aprovecha el presimiente, a la menor oportunidad, para dejarlo en entredicho. Sobre todo, en lo referente a su posición con las autonomías; a renombrar Cataluña, tras el 1-O, como «nación catalana» –no me animo a ponerlo con mayúscula– y otras “minucias” como su libro ¿Adónde vas, Cataluña?, de 2014, en las que el Profesor haya dejado su huella, en ese camino del comunismo al independentismo, pasando por el CDS y otras ideologías. En cuarto lugar, porque sigue existiendo la seria duda de si este nuevo intento de moción es en realidad contra Sánchez y su gobierno socialcomunista o contra su odiada antigua casa, el Partido Popular, que lo dejó en la calle poco antes de ofrecerse al proyecto de VOX, y eso es algo que un personaje como Abascal no perdona. El síndrome que los psicólogos llaman de “La Tierra oscura”, que citaba en mi último artículo como definitorio de la personalidad de nuestro Narciso “Adán”, es perfectamente válido para el “amigo” de Amurrio, que comparte esos mismos epítetos: autocomplaciente y arrogante; agresivo y brutal; insidioso y ávido de poder. Tres ingredientes constitutivos del mal carácter de ambos personajes, cuando alguien les lleva la contraria, que se distinguen por su narcisismo, psicopatía y maquiavelismo –mucho más evidente esto último en el de Moncloa, bastante más listo–. La diferencia es que, mientras el primero, que tiene fuerza y poder, morirá matando, como decía entonces, el segundo, que sólo tiene poder en su partido/chiringuito de oportunistas, resentidos y abducidos –estos últimos, la mayor parte de sus votantes–, experimentará una nueva decepción, agrandando su frustración, al ser la segunda. Pero Abascal no se rendirá mientras esos abducidos citados, en su tan entendible como irracional intransigencia con el Partido Popular –que nos decepcionó a tantos–, sigan permitiendo que mantenga el escaño y viviendo de lo público, como ha hecho desde su mayoría de edad.

En resumen, que aunque Tamames descubra algunas de las costuras de míster postureo, la moción acabará con un nuevo triunfo del cuestionado, aupado por las huestes socialcomunistas, separatistas y lo peor de cada familia de las que se sientan a espaldas de los leones de la Carrera de San Jerónimo. Triunfo que se encargarán de extender y amplificar sus medios de manipulación masiva y, cómo no, la próxima encuesta de intención de voto del Centro de Invenciones Sánchez de su fiel José Félix Tezanos.

Antonio De la Torre,  licenciado en Geología, técnico y directivo de empresa. Analista de opinión.

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