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Fin de la mascarada en Pícaroland

Se acerca el fin del uso obligatorio de las mascarillas y los científicos no están de acuerdo. Unos optan porque el momento ha llegado, aunque matizan que, si no hay distancia de seguridad mejor usarlas, como es en el transporte, en los espectáculos (cine, teatro) o lugares concurridos, centros sanitarios y en presencia de personas mayores. En las empresas el gobierno ha optado por pasar la patata caliente a los servicios de prevención. Y Sanidad no va a publicar datos diarios, después de dos años de bombardeo sistemático. Mientras los psicólogos hablan del síndrome de la cara vacía. Otros expertos se decantan por esperar algo más. En lo que todos están de acuerdo es que posiblemente vuelvan a ser necesarias. Los más precavidos apuntan a una nueva ola después del verano.

Hemos pasado a la fase de “gripalización”, y el riesgo cero no existe, algunos prefieren centrarse por tanto en el efecto que puede causar la enfermedad y las hospitalizaciones. La pregunta es ¿podemos asumir más muertes por, con o de Covid? Algunos dirán que si son negacionistas que han optado por no vacunarse, de lo suyo gastan. El problema es que pueden contagiar a personas inmunodeprimidas o mayores que probablemente mueran.

Me preocupa está falta de humanidad con las personas que acumulan experiencia y que parece son prescindibles, pues ya han vivido lo suyo. Parece que poco a poco cala la idea de que los improductivos sobran en esta sociedad, de ahí a aceptar la eugenesia a cierta edad o con ciertas personas hay una delgada línea roja.

Otra idea peligrosa es que la de estar contagiado no es sinónimo de estar enfermo, es cierto. Hasta ahora los servicios de prevención siempre han dicho que quienes tienen gripe mejor que se queden en casa, con la baja, para no contagiar al resto y producir un aumento de bajas laborales. ¿Entonces en qué quedamos? ¿Cuántas bajas por Covid son asumibles y quién debe asumirlas? ¿la empresa al no llegar a los pedidos y tener que contratar a más personal? ¿la Seguridad Social que somos todos? Y ¿por qué una u otra? Los trabajadores tienen el derecho a ponerse enfermos, pero si esa enfermedad se coge al no usar protecciones no sería como una baja por accidente al no usar los epis correspondientes. ¿Será motivo de sanción entonces? Se abre un nuevo melón en las relaciones laborales.

El culebrón de las mascarillas no acaba aquí. La justicia es ciega, es como la representamos. Una mujer con una balanza y los ojos vendados y también es lenta. Tras dos años de las primeras concesiones por el mecanismo de la urgencia, empieza a salir a la luz lo que algunos ya denunciábamos entonces. Me da igual que la administración sea local, autonómica o nacional y que quien tuviese la responsabilidad fuera el PP o el PSOE. El tiempo irá sacando los colores a todos y los timados somos todos los contribuyentes.

Escribiendo estas líneas salta el pelotazo de 24 millones por la Supercopa de Arabia, y el arreglo de Pique y Rubiales.

Desde la cultura española son varias las aportaciones a la cultura universal. A destacar en la música la zarzuela, y en las letras la novela picaresca.

La novela picaresca aparece en el periodo de transición entre el Renacimiento y el Barraco, viene a ser la novela negra del Siglo de Oro. La narración usa un lenguaje sencillo, conciso, coloquial e informal. Su estructura es de falsa autobiografía, en donde el personaje principal es un antihéroe. Los textos son muy realistas y retratan la sociedad de una manera crítica e irónica. llegando a la sátira.

En aquel período España pasaba por un contexto político-económico de corrupción, con un gobierno que se enriquecía, se malgastaban las riquezas del Nuevo Mundo y no se invertía en el bienestar del pueblo. Situación muy similar a la que vivimos en estos momentos.

No hemos avanzado. Hay una escena en El lazarillo de Tormes, en el que el pícaro ciego le propone al lazarillo coger las uvas de una en una. Al poco el truhán decide coger de dos en dos. Y el zagal no dice nada y entonces toma de tres en tres. Cuando el racimo se ha acabado. El invidente le dice al mozo: “entiendo que me has engañado pues empecé a comer de dos en dos y tu nada dijiste”.

Esta conducta está en nuestro ADN y vamos a tener que trabajar individual y colectivamente para desterrarla. O de lo contrario tendremos que cambiar el nombre de España por la Monarpública Asimétrica de Pícaroland. Y el lema de Non Plus Ultra por el “woodyalliano” coge el dinero y corre.

Se acaba la mascarada en Pícaroland. ¿Hace una porra para acertar para cuando la siguiente?

Jesús Bodegas Frías, Ldo. Ciencias Biológicas

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