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Hoy la reflexión la comienzo con Madrid.

Y es que, en las elecciones para el próximo 4 de mayo, cada día que pasa, los partidos contrarios a Ayuso calientan paulatinamente sus ataques, hasta el punto de que la propia presidenta de esta Comunidad advertía del engaño de la izquierda que quiere arrastrarnos al “guerracivilismo”.

Al parecer, es la única baza que mantienen, ante la posibilidad de que se alcance mayoría absoluta en estas elecciones y no precisamente entre partidos de izquierda y extrema izquierda. Que si se quedan sin Madrid, será un duro golpe.

Una convocatoria de elecciones que bien pudiera significar el final del estado de alarma de poder absoluto socialista-comunista o las elecciones generales, ya reivindicadas en estos micrófonos.

Entre tanto, el gobierno mal tiene que estar viendo las cosas para cambiar a la baja sus previsiones económicas. La ministra de economía, Nadia Calviño, se las ve y se las desea, para explicar una media verdad o mentira que solo sirve para salir del paso.

A pesar de que “a bombo y platillo” vendían las bondades del Plan de recuperación, que, por cierto, ni cumple las expectativas propuestas ni tiene el apoyo claro de la UE. Como ocurre con los fondos europeos, esos que no llegan y el gobierno de Sánchez o el de Chivite ya están repartiendo.

Cuando, ante las políticas como las de este gobierno, basadas en el gasto por el gasto, se imponen otras de contención.

Mientras, en Navarra ahora la presidenta socialista/nacionalista Chivite, compartía con algunas asociaciones, que acabar con los homenajes a presos de ETA es un paso necesario. ¿Para qué?

Porque son declaraciones de toda una presidenta, que gobierna y depende de quienes apoyan dichos homenajes humillan a las víctimas.

Y el coronavirus sigue acechando sin parar. Seguimos con las vacunas. Tan pronto se aconseja una, como se paraliza o se quiere vacunar con ella a unos y a otros, o vacunar con otra distinta a quienes hayan recibido la primera dosis.

El caso es aparentar que todo va bien, aunque vaya mal, y miles de personas, algunas ya vacunadas, con miedo, esperando a ver qué pasa.

Sea como fuere, los buenos datos sanitarios que tenía Navarra antes de la pandemia se han tornado en todo lo contrario.

Habría que preguntarse por qué es una de las regiones de España que más seguidismo hace a la praxis del gobierno de Sánchez. Más restricciones contra la libertad y contra la economía para frenar el coronavirus, y más contagios.

Al parecer, Chivite y sus socios, no gobiernan para la mayoría, más bien para mantenerse en el poder.

Nieves Ciprés, periodista

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