Ayer domingo UPN, principal partido y mayoritario de Navarra y de la coalición NavarraSuma, junto con PP y Cs, celebraba su XII Congreso.
Un Congreso afectado por las medidas sanitarias provocadas por el Coronavirus y un Congreso en el que se elegían dos formas de entender a este partido político y su futuro en la política navarra.
Una la del reelegido y recién Presidente, Javier Esparza, comprometida e implicada con Navarra y España, y otra la de Sergio Sayas joven, con «ideología modernizada». La victoria para el primero del 58,29 % de los votos emitidos frente al 40,71 %de si rival y una abstención en torno al 40.
Unos resultados que, si bien pueden mostrar división, es la que dentro de UPN ha sido manifiesta en su democracia interna. En cualquier caso, a partir de este momento, UPN, desdibujado en una coalición, tendrá que decidir su espacio y marcar la línea política, su esencia. Y, de permanecer en la coalición, deberá aumentar el poder de UPN en la visión propagandista de una coalición donde pretende y quiere un partido nacional, el PP, con muy escasa presencia en Navarra.
Junto a esto, pensar cómo conseguir el Gobierno de Navarra en las próxima elecciones forales. Un partido que ha gobernado esta tierra navarra, con el apoyo de PSN en determinados momentos, y éste hoy se ha entregado a los nacionalistas vascos radicales y más radicales, en una política alejada de todo lo que es y significa Navarra.
Un cuatripartito nacionalista (Bildu, Geroa Bai, Podemos e I-E) al que PSN, en un pentapartito condicionado a ser presidido por ellos, ha devuelto el gobierno de Navarra, el que perdieron en las urnas navarras.
Y eso lo saben sus dirigentes.