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Familias de acogida, la mejor opción también para los MENAS

El acogimiento en familias debe ser la opción preferente para los niños que no puede vivir con sus padres por cualquier circunstancia porque les ofrece un entorno seguro y afectivo, también para los menores extranjeros que están solos a los que se deriva automáticamente a centros masificados, explican a Efe expertos de infancia, la judicatura y de organizaciones sociales

¿En España hay familias dispuestas a acoger a estos niños extranjeros que llevan una mochila complicada después de un trayecto en el que muchos han sufrido abusos y otros traumas? ¿Lo permite la legislación de infancia o habría que reformarla? ¿Hay países que lo hacen?

En el sistema de protección a la infancia, hay pocas familias que acogen a menores: 19.545 niños (el 48 %) viven en familias y 21.283 en residencias (52 %); en el caso de los niños extranjeros que están solos, apenas un 10 por ciento es acogido en un hogar.

EL ACOGIMIENTO RESIDENCIAL ES LO MÁS FÁCIL, LA FAMILIA LO MEJOR

Para el ex miembro del Comité de Derechos de Naciones Unidas, Jorge Cardona, «la acogida residencial es la solución más fácil para las administraciones que tutelan a estos niños, pero la peor para el menor».

«Las soluciones familiares son mucho mejores que las institucionales, siempre, no es un tema solo de que vaya a encontrarse mejor el niño y de que sea lo óptimo para su desarrollo; la evolución de sus capacidades depende de vivir en un entorno familiar, de tener relaciones armoniosas de cariño y un adulto referente con el que hablar, es lo ideal para todos los niños y los menores extranjeros son niños por encima de todo», señala a Efe.

El experto cree que cuando se conozca mejor el sistema del acogimiento familiar se apuntarán más familias, aunque cree que debería reforzarse los recursos de apoyo a esas familias.

«No solo recursos económicos, sino también de conciliación familiar porque hablamos de adolescentes, las familias tienen que estar pendientes de renovar sus permisos de residencia y otras necesidades».

«Sin duda, se consigue una mayor integración social de los niños extranjeros que llegan solos a nuestro país, pero hay que eliminar todos los obstáculos a estas familias que generosamente y solidariamente quieren ser de acogida», destaca.

Para el director de Save the Children, Andrés Conde, el «acogimiento familiar es una de las formas más profundas y eficaces de protección de la infancia en situación más vulnerable».

«El 90 % de los menores extranjeros sin referentes familiares que llegan a nuestro país está en régimen de acogimiento residencial en instituciones; el acogimiento familiar de estos menores, que tiene lugar gracias al compromiso de muchas familias españolas, es una solución que multiplica sus posibilidades de integración y de transición exitosa a la vida adulta», expone Conde.

REINO UNIDO Y ALEMANIA LO HACEN CON ÉXITO

«Si otros países pueden hacerlo, por qué no España», pregunta el catedrático de psicología evolutiva de la Universidad de Sevilla, Jesús Palacios.

«Al aeropuerto de Gatwick (Londres), por distintas razones, llegan muchos menores no acompañados y todos ellos están en familias de acogida, hay niños que están por debajo de los 10 años y otros son adolescentes», señala a Efe Palacios.

Explica que las leyes en Reino Unido, como ocurre en otros países, son más exigentes y prohíben «mucho más taxativamente» el acogimiento residencial durante los años de infancia y adolescencia.

Para el catedrático, «la ley española (de 2015) no es mala, pero lamentablemente se quedó corta y solo prohíbe la institucionalización por debajo de los tres años», por lo que cree que habría que modificarla para que se fijara con mayor precisión «la obligación de tener a estos niños en familias».

«Debe haber un cambio en la ley, pero también un cambio en la mentalidad de todos, son niños que están bajo nuestra responsabilidad -de las comunidades autónomas y del estado- y debemos buscar para ellos lo que queremos para nuestros niños y niñas», añade.

El experto del comité de la ONU también recuerda que «el acogimiento familiar de los menas existe en muchos países, como Alemania, con más tradición en este sentido».

NO HAY TALLA ÚNICA, CADA NIÑO TIENE UNAS NECESIDADES

«Un niño al que le dijeron que si vienes a Europa encontrarás el edén y no es así, está frustrado porque las penurias que ha vivido en el viaje las pensaba compensar con una mejor vida en España, y a veces las canaliza bien y otras no; hay muchos chicos que salen adelante», relata el Fiscal Coordinador de Menores, Javier Huete, que asevera que las leyes obligan a protegerles. «No lo estamos haciendo y los estamos convirtiendo en víctimas del sistema».

El fiscal de menores lamenta la escasez de recursos y de apoyos destinados a preparar a estos niños para la etapa adulta. «Debemos exigir a la administración que haya no solo más recursos y que se incrementen las plazas en los centros de menores que están saturados, sino también que se busquen otros lugares donde acomodar a estos niños que no sean la acogida inmediata».

Huete recuerda que los centros de primera acogida de los menores «están pensados para la observación del chico y en poco tiempo decidir qué recurso es el más adecuado para él, porque no es lo mismo atender a un chaval de 15 años que a otro de 12, o a un niño que haya sufrido malos tratos que a otro que no».

ANIMAR A FAMILIAS EXTRANJERAS QUE VIVEN EN ESPAÑA A SER ACOGEDORAS

Otra de las opciones que plantean algunos expertos es animar a familias extranjeras que están asentadas en España a que se conviertan en acogedoras.

«Hay que empezar a trabajar con familias originarias de países como Marruecos y Túnez que viven en España y que serían idóneas para acoger a estos niños, que son de sus mismos pueblos o próximos, de su propia cultura y que les podrían ayudar mucho en su integración, pero hay que darles los recursos para sufragar los gastos de estos niños porque estas familias no suelen tener muchos recursos», propone Cardona.

El catedrático de la Universidad de Sevilla recuerda que se estima que atender a un niño en un centro residencial cuesta unos 3.000 euros al mes, por lo que coincide en que debería fijarse para las familias una cantidad que compensara los gastos del acogimiento.

«No digo que les demos esa cantidad, pero les estamos dando ayudas de unos 300 euros para apoyo escolar, depende de la comunidad autónoma, y nos quedamos muy por debajo de lo que supone atender a un niños en términos económicos».

«Los niños deben crecer en un espacio de amor y felicidad y la Convención de la ONU establece el derecho a los niños a tener relaciones familiares», recuerda el responsable de Save the Children.

El próximo 20 de noviembre se celebra el Día Universal del Niño, fecha en la que se aprobó la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño que cumple 30 años. EFE

Ana Rodrigo

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