La Fundación Villacisneros alertaba de como el año pasado se habían producido cerca de 200 homenajes a presos de ETA sin que el gobierno de este país hubiera hecho nada por impedirlos.
Ayer los presos independentistas catalanes recibían un incuestionable homenaje al permitírseles acudir al Congreso y al Senado para acreditarse como diputados y senadores electos.
Si a los juzgados por rebelión se les permite ser elegidos y acudir a un Congreso y un Senado, qué no se les va a permitir a los que apoyan a los terroristas de ETA.
Hoy asistimos a una erosión del Estado de Derecho donde quienes cometen delitos son blanqueados y quienes los sufren son vituperados.
¿Hay algún remedio?