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La Asociación de Consumidores de Navarra Irache ha advertido sobre portales de internet de reventa de entradas de espectáculos que encarecen notablemente, incluso más del doble, el precio que se paga finalmente, tras recibir a «decenas» de personas que han denunciado la situación.
En una nota Irache advierte de que algunos de estos portales están alojados en el extranjero, en Suiza o Estados Unidos, y cualquier posible reclamación resulta «bastante complicada, más aún cuando la legislación sobre esta cuestión no es clara ni uniforme».
Al respecto, analiza que estas páginas web aparecen de forma destacada en los primeros lugares cuando se utilizan buscadores de internet para comprar entradas y el usuario piensa en muchas ocasiones que se trata de un portal oficial del organizador del espectáculo.
Por ello, cumplimenta los datos, da el número de su tarjeta bancaria y compra las entradas. A veces en el último momento y otras ocasiones tiempo después se da cuenta de que ha pagado mucho más dinero del que valía la entrada, en ocasiones hasta se ha llegado a duplicar el precio.
Como ejemplo, Irache constata que una persona compró seis entradas para el concierto que dará Mark Knopfler el 5 de mayo en el Navarra Arena y, cuando el precio oficial de cada una en taquilla era de 61,50 euros le acabaron cobrando por cada entrada 144 euros (105 euros de precio, 38 euros por IVA y tasas de servicio y 1 euro por gastos de gestión).
Algo parecido le sucedió a una pareja que había adquirido unas entradas para un concierto del grupo Metallica en Madrid en el que el precio de las dos entradas debía ser de 103 euros pero al comprarlas a través de un portal intermediario acabaron pagando 285 euros.
Otra persona compró dos entradas para un concierto de violín de Ara Malikian en el Navarra Arena con un precio oficial de cada entrada de 33,76 euros. Adquirió dos y en lugar de pagar 67 euros acabó pagando 136, dado que el precio de cada entrada se elevó a 48 euros y también se aplicaron 40 euros de gastos de gestión.
También acudió a Irache por un asunto similar una persona que compró una entrada para un concierto de Amaia Romero y también acabó pagando un precio mucho mayor al coste original.
Sin embargo, no solo surgen problemas con el precio, ya que en ocasiones han llegado personas cuya localidad ya había sido asignada a otras, como sucedió a una familia que compró a través de una web cuatro entradas para el Circo del Sol y, al llegar, una de las localidades estaba ocupada.
Informaron a la organización y finalmente el padre y un hijo tuvieron que ver el espectáculo en otras localidades, separados de la madre y el otro hijo.
Al respecto, Irache advierte de que generalmente estas web se presentan como meras intermediarias entre particulares y no asumen la responsabilidad de la operación, aunque «utilizan técnicas agresivas de marketing que buscan la compra inmediata de las entradas», como avisar continuamente de que hay mucha demanda.
Además, en su web en el precio de la entrada anunciado no incluyen gastos de gestión, IVA o tasas de servicio, unos conceptos no siempre muy claros y que el consumidor no puede calcular a cuánto ascienden. Además, suele aparecer a un lado de la página, no muy destacado.
Algunos promotores musicales y artistas han acusado a algunos portales de hacer una compra masiva de entradas a través de sistemas automáticos para posteriormente venderlas a un precio muy superior y conseguir beneficio.
Al respecto, Irache reconoce que la normativa sobre acceso a espectáculos no es muy precisa sobre las web de reventa de entradas, y no se refiere específicamente a formas de venta telemáticas, una «vía fundamental» y que hoy tiene un protagonismo esencial en la organización de espectáculos.
La normativa estatal se limita a prohibir la «reventa callejera o ambulante» y limita el encarecimiento de la entrada en segunda venta a un 20 % del precio original.
La ley Foral, por su parte, también prohíbe la reventa callejera «o con recargo sobre el precio establecido por las empresas» y califica esta práctica como falta grave, con su correspondiente sanción de hasta 6.000 euros.
Tras subrayar que la reventa de entradas por internet tiene un «dudoso encaje legal», constata que a Irache llegan cada vez más casos de personas que se sienten estafadas al comprar entradas a través de una web.
«Por ello, sería conveniente que la administración controle, más aún en espectáculos multitudinarios a los que acuden miles de personas, que las ventas de entradas se producen con transparencia y todas las garantías para el consumidor», instan. EFE