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El sustantivo “sintiencia” y el adjetivo “sintiente” son voces bien formadas que se emplean para aludir a la capacidad de sentir de los seres vivos, señala la Fundación del Español Urgente, promovida por la Agencia EFE y BBVA.
El sustantivo “sintiencia” y el adjetivo “sintiente” son voces bien formadas que se emplean para aludir a la capacidad de sentir de los seres vivos, señala la Fundación del Español Urgente, promovida por la Agencia EFE y BBVA.
Con la palabra “sintiencia”, originaria del ámbito filosófico, se designa, “grosso modo”, la capacidad de sentir. En los últimos tiempos, este término ha pasado al debate de la sociedad y de los medios relacionado, sobre todo, con la llamada “sintiencia animal”.
Desde este enfoque, los animales no solo reaccionan a los estímulos, sino que tienen la capacidad de experimentar sensaciones, hecho este que los diferencia de las cosas y que, desde el punto de vista de la ética animal, debería otorgarles unos derechos distintos, tales como la protección contra el sufrimiento o el derecho a la comida, el agua y el refugio.
El verbo “sentir” tiene una variación vocálica en la raíz por la que las formas con “e”, como “sentimos”, alternan con las formas con “i”, como “sintió”. Según indica el “Diccionario panhispánico de dudas”, esto ha favorecido la creación de la variante “sintiente”, que convive con el adjetivo “sentiente”, derivado directamente del latín “sentiens, -entis”.
Este adjetivo, “sintiente”, que la Academia considera válido, es la variante que más se emplea en los medios, y de ella deriva el sustantivo “sintiencia”, también adecuado. La alternativa “sentiente”, aunque usada hoy en menor medida, es la preferida en la citada obra. A partir de esta última nada impide derivar “sentiencia”, que, por tanto, sería asimismo admisible.