La ley electoral española se dice que premia a los de siempre, a los partidos tradicionales. Conseguir un representante es más fácil para ellos que para el resto.
La ley electoral española premia también curiosamente a los que menos votos tienen, a los que sólo se presentan local o regionalmente.
Es la llamada Ley D’Hont. Hoy dicha ley es cuestionada por quienes se creen injustamente tratados; por quienes creen que sus votos valen menos que los de los demás.
Podemos y Ciudadanos acaban de llegar a un acuerdo. Un acuerdo que pretende cambiar la ley, que quiere hacerla más justa, que quiere que los votos sirvan para elegir a representantes políticos de una manera simple y clara. Tantos votos, tantos representantes.
Sólo necesitan mayoría. Una mayoría que pueden conseguirla sin el partido del Gobierno, pero sí con el partido socialista, el que sería junto con el PP, el partido del Gobierno, el gran damnificado.
La Ley electoral española tiene muchos años. Muchas veces se ha intentado modificar, pero sin éxito. Hay muchos intereses creados.
¿Para cuándo un hombre, un voto?