Navarra, a día de hoy, es la región de España que menos tasa de paro tiene, por debajo del 10%.
No debe extrañar este dato, Navarra ha sido una de las comunidades españolas que mejor ha capeado el temporal de la crisis económica. Un sector secundario que ocupa a una gran parte de su población activa y que se constituye como uno de los motores de su economía. El sector de la automoción, las energías alternativas y un sector turístico cada vez más grande hacen que esta región tenga una tasa de paro muy pequeña.
Sin embargo, una gran incertidumbre está presente en la economía navarra; no es otra que un gobierno nacionalista sostenido por un cuatripartito en el que se dan diferentes ideologías y que sólo se sostiene para que no gobierne el partido mayoritario navarro y para imponer su lengua, el euskera.
Tras casi dos años de nacionalismo vasco en Navarra, son más las industrias que se marchan que las que llegan a suelo navarro. El independentismo no gusta, crea incertidumbre, crea inseguridad.
Pese a ello, el paro es bajo. Hubiera que imaginarse, ¿Qué pasaría con un gobierno no nacionalista? ¿Qué pasaría si hubiera un gobierno que sí luchará por el desarrollo de esta región? Y ¿qué no entorpeciera autovías, aeropuertos, trenes de alta velocidad o canales de riego?