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Los primeros agricultores en Europa se cruzaron con los cazadores locales

Los primeros agricultores en Europa se cruzaron con los cazadores locales

La agricultura surge en Oriente Próximo hace unos 10.000 años y luego se expande hacia Europa, donde en pocos miles de años reemplaza a los cazadores mesolíticos. Ahora, un nuevo estudio genético constata que los primeros agricultores europeos se cruzaron con los cazadores locales durante 3.000 años.

Esta es una de las principales conclusiones de un estudio que se publica en la revista Nature, en un artículo liderado por David Reich, de la Escuela Médica de Harvard (EEUU), y para el que se han examinado muestras de 180 individuos de España, Alemania y Hungría, que datan de entre 6.000 años y 2.200 años AC (antes de cristo).

Estudios previos sugerían que los europeos neolíticos descienden de los agricultores de Anatolia que emigraron a la región, pero que no se mezclaron demasiado con los cazadores-recolectores locales.

<p>Estudio de restos de un cráneo. Imagen de Balázs G. Mende facilitada por Nature.</p>                                        Estudio de restos de un cráneo. Imagen de Balázs G. Mende facilitada por Nature.

Para explorar esta teoría, que en parte se contradice en este nuevo trabajo, Reich y sus colegas combinaron análisis de ADN antiguo -de bases de datos y de muestras secuencias por primera vez- y modelos matemáticos, con los que constataron la hibridación y un flujo de genes que cambió a las poblaciones europeas del Neolítico.Y es que los investigadores identificaron individuos concretos producto de estos cruces, con una carga genética de cazadores en agricultores, indica a Efe Carles Lalueza-Fox, científico del Instituto de Biología Evolutiva (centro mixto del CSIC y la Universidad Pompeu Fabra) y uno de los firmantes de este artículo.

“Gracias a la secuenciación genética se ha podido determinar que en los tres casos -muestras de Alemania, Hungría y España-, después de la llegada inicial de los primeros agricultores éstos se entrecruzaron con los cazadores locales a lo largo de varios siglos”, revela Lalueza-Fox en una nota de prensa del CSIC.

Este añade que en el caso de la península ibérica, los genomas de los agricultores del neolítico medio, final y del calcolítico muestran cerca de un 25 % de componente genético procedente de cazadores afines, en este caso, a La Braña -el hombre de La Braña en León es el primer genoma mesolítico secuenciado hace tres años-.

Yacimiento arqueológico de Álava (Alto de la Huesera) analizado en el estudio. /Foto: J.Fernández-Eraso y J.A.Mujika-AlustizaYacimiento arqueológico de Álava (Alto de la Huesera) analizado en el estudio. /Foto: J.Fernández-Eraso y J.A.Mujika-Alustiza

Sin embargo, individuos agricultores del norte de Europa muestran un 35 % de componente genético de los cazadores: en el norte, como en Escandinavia, los cazadores aguantan un poco más; allí la agricultura llega un poco más tarde y además no queda claro que sea una ventaja por cuestiones climáticas, agrega a Efe este científico.

En uno y otro caso, lo importante, continúa Lalueza-Fox, es que los agricultores de cada zona muestran similitudes con los cazadores de esa región: en cada una de las tres regiones examinadas la llegada de los agricultores provocó el mestizaje con los cazadores-recolectores, una tendencia que se vio repetidamente a lo largo del tiempo.

Estos enlaces dejaron “firmas genéticas distintivas” en cada región geográfica que han perdurado hasta hoy: la huella genética de los cazadores en los agricultores va de menos a más en el tiempo y se estanca cuando los cazadores-recolectores desaparecen -las muestras más recientes de cazadores son de hace 7.000 años-.

Un panorama más complejo de lo pensado

Para Lalueza-Fox, esta investigación dibuja “un panorama más complejo” del que existía hasta ahora sobre el proceso de neolitización, “ya que no puede considerarse únicamente una migración de agricultores ni un proceso demográfico uniforme”.

El análisis de más individuos de la prehistoria de la península ayudará a completar este panorama y a entender los cambios genómicos que tuvieron lugar con posterioridad, con la llegada de los metales e incluso con migraciones que ocurrieron en tiempos históricos.

Por parte española han colaborado además los arqueólogos de Burgos Carmen Alonso Fernández y Javier Jiménez y los arqueólogos del País Vasco Javier Fernández-Eraso y José Antonio Mujika-Alustiza (el trabajo incluye muestras de yacimientos de Burgos y Álava). Efefuturo

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