El conflicto de los vigilantes del aeropuerto de El Prat es «la punta del iceberg» de la realidad de un sector con sueldos de 1.000 euros, turnos de 12 horas y muchas «empresas piratas», y ha servido para dar visibilidad a sus reivindicaciones y encarrilar la búsqueda de una solución global.
Los sindicatos valoran que ese conflicto, «similar a otros», sirva para poner de manifiesto que el sector de la seguridad privada tiene que dignificarse porque estos profesionales prestan servicio junto a las fuerzas y cuerpos de seguridad en lugares sensibles, algo especialmente relevante en un momento de alerta 4 antiterrorista reforzado tras los atentados de Cataluña.