Los vecinos de la pequeña localidad abulense de Villar de Corneja (42 habitantes), acompañados por un buen número de visitantes, han celebrado este mediodía las campanadas de Fin de Año, cumpliendo con una tradición que se remonta a 2004, debido a la avanzada edad de los lugareños.
«¡Feliz año!», ha deseado la alcaldesa de la localidad, Carmen Hernández, a los ochenta asistentes que, ataviados con gorros y otros adornos típicamente navideños, han brindado con sidra y cava tras comerse las doce uvas al ritmo que marcaba el reloj del Ayuntamiento y la propia regidora a través de un micrófono.
«He leído mucho sobre esta fiesta», ha comentado Neuroth a Efe, después de hablar con la alcaldesa y antes de hacerlo con algunos de los vecinos, cuyas declaraciones podrán escucharse hoy a modo de noticia a las 13.00 horas y a las cuatro de la tarde como reportaje.
Esta circunstancia demuestra la proyección alcanzada por esta singular manera de despedir al año viejo y de dar la bienvenida al nuevo, tal y como reconoce Carmen Hernández, quien señala que el adelanto de las campanadas ha servido, entre otras cosas, para «dar a conocer mucho» a Villar de Corneja.
Se trata de una pequeña localidad en la que están empadronadas 42 personas, si bien durante el invierno sólo viven 16, de ahí la petición que la regidora realiza a las administraciones para que apuesten por el medio rural «si no, los pueblos de Castilla y León se mueren».
Pese al escaso número de vecinos empadronados, la regidora se felicita de que este año se mantengan los 42 que había el año pasado, aunque espera que en el futuro se incremente la cifra.
A ello contribuyen en determinadas épocas del año algunos jóvenes como las hermanas Azahara o Marina, que hoy se han trasladado desde Madrid a la tierra de su padre, como suelen hacer los fines de semana y periodos festivos.
En esta ocasión, Marina ha estado acompañada por la más pequeña de la fiesta, Zoé, que con siete meses ha vivido sus primeras campanadas, aunque hayan sido al mediodía.
Junto a ellas se encontraba una de las más veteranas, María, que aunque tiene 81 años, ella presume de sus «25», mientras se ríe con un vaso de sidra en la mano y un gorro en la cabeza.
Los deseos de María para el nuevo año no pueden ser más claros: «Que se cree empleo, que haya salud y que no se pasen necesidades».
Después, junto al resto de los asistentes, María se ha situado al frente del numeroso grupo formado ante el Ayuntamiento de Villar de Corneja, donde los mayores se han colocado delante y los más jóvenes detrás, para que los de más edad protagonicen este acto organizado para ellos.
Y ello, porque según Carmen Hernández, conocida cariñosamente por los vecinos como Carmina, a las doce de la noche, muchos de ellos se encuentran ya «en el segundo o tercer sueño», ya que la media de los habitantes es de unos 80 años.
Tras comerse las doce uvas a las doce de la mañana, los asistentes a la fiesta han brindado por primera vez y por anticipado, cumpliendo con una tradición que el próximo año volverá a repetirse, tal y como ha vaticinado Hernández, quien ha prometido que para dar la bienvenida a 2018 habrá más bolsas de uvas. EFGE