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La caída del muro de Berlín, ¿una mala noticia?

La caída del muro de Berlín, ¿una mala noticia?

Cuando en 1961 se construyó el Muro de Berlín, la parte oriental, correspondiente a la RDA (República Democrática de Alemania), quería evitar los continuos desplazamientos que se producían hacia la parte occidental de Berlín, huyendo del socialismo y en búsqueda de la libertad. El bloque socialista tenía que imponer el «muro de la vergüenza» para seguir sometiendo a la población de la Alemania oriental.

Alemania (y Berlín), por tanto, quedó dividida en dos. Fue el ejemplo más claro del enfrentamiento entre el capitalismo y el comunismo, signo inequívoco de la Guerra Fría. 28 años después, en 1989, el Muro cayó, como consecuencia de la desintegración palpable que se estaba produciendo en esos años del régimen comunista soviético.

La economía de Alemania oriental, muy parecida a la soviética, aplicó un intervencionismo estatal, con el objetivo de alcanzar cotas de bienestar parecidas a las existentes en la Alemania occidental y otros países no socialistas, como Reino Unido o Estados Unidos. Pero no lo consiguieron. La RDA fue un desastre, tanto social como económico. Como ocurre en los Estados socialistas, la intervención central fue evidente y el fracaso posterior, también.

La economía de la Alemania del Este colapsó bajo el peso de su industria obsoleta, de la acumulación delirante de inventarios para “aumentar el PIB” aunque no se vendieran, y su régimen quebró, ante el peso de una deuda impagable, contraída tanto con la URSS como con otros países. ¿Cómo se atacó el problema? Con más planes de “crecimiento” estatal, más gasto y más deuda, como bien se explica en «The Plans that failed».

Cuando cayó el Muro, el PIB per cápita de la RFA era de 22.000 euros comparado con 9.400 de la RDA (cuadro 1). La diferencia era notable; mucho más desde la construcción del Muro. La diferencia entre la economía socialista y la economía capitalista era notable. Al igual que ocurría entre el PIB per cápita de EEUU y la URSS, siempre ésta muy por detrás de la economía americana (cuadro 2).

Cuadro 1                                                                        Cuadro 2

Imagen 1  Imagen 2

 

En los primeros años después de la caída del Muro había grandes diferencias entre la parte occidental y oriental de Alemania, como demuestra la siguiente tabla, desde 1990 hasta 2004. (Fuente: Deutsches Institut für Wirtschaftsforschung (DIW), Statistisches Bundesamt Deutschland, y Bundesagentur für Arbeit).

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Con datos más próximos a la actualidad (Eurostat, 2014), la diferencia entre el oeste y el este de Alemania sigue vigente. En este caso se analiza la tasa de desempleo y los ingresos por hogar. Como se puede observar, los Länder del oeste siguen siendo más prósperos y más ricos, con una tasa de desempleo más baja respecto a los Länder del este. No hay dudas, el capitalismo es prosperidad mientras el socialismo es ruina y desastre económico. Sus huellas, pese a la unificación alemana, siguen vigentes.

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¿Para quiénes podría ser una mala noticia la caída del Muro de Berlín? Obviamente para aquellos que se aprovechaban de la situación para perpetuar sus políticas equivocadas y seguir sometiendo a la población bajo el yugo del socialismo, es decir, la Alemania oriental (RDA).

Según Pablo Iglesias, la caída del Muro fue una mala noticia para todos, sin excepción. Hace hincapié en el miedo de los “poderosos” a la URSS y al comunismo, actuando éstos como un contrapeso de EEUU, el capitalismo y el “poder” de las empresas privadas; una vez cae el Muro y se desintegra la URSS, los poderosos dejan de tener miedo y se puede imponer el “capitalismo feroz” que siempre escuchamos de boca de socialistas y comunistas.

Lo cierto es que la caída del Muro de Berlín fue una oportunidad para los alemanes del este, de poder encaminar sus vidas según sus deseos y no los del «centro director», a través de intercambios voluntarios en el mercado y no decretos políticos imponiendo un modo de vida que no tiene por qué coincidir con el deseo del individuo, es más, muchas veces dichos decretos van en contra del propio individuo. A su vez, poder prosperar, aunque sea lentamente (los casi 30 años de Alemania socialista no se recuperan inmediatamente). El intervencionismo siempre fracasa. La caída del Muro fue una mala noticia para todos los socialistas y comunistas, que vieron reflejado su modelo dentro de la pobreza y la regresión allá donde se aplicó. Se pudo observar las diferencias entre la Alemania capitalista y la Alemania socialista y no hubo ninguna duda de que la primera era más libre y próspera, como era de esperar.

La caída del Muro, por tanto, reflejó el fracaso, como ha ocurrido en todos los regímenes socialistas/comunistas. Terminó pasando con la URSS poco más tarde. Pasó con las «democracias populares». En la actualidad ocurre lo mismo con Cuba, Venezuela y Corea del Norte. Los países más atrasados y cerrados al exterior. El socialismo es miseria, muerte y corrupción y sus aplicaciones a lo largo de los últimos 100 años así lo atestiguan.

Una vez caído el Muro de Berlín y la caída del comunismo, la RDA y la URSS toca en esta era tirar abajo el muro de la socialdemocracia. Es por ello que hay que dar continuamente la batalla de las ideas y dar a conocer la libertad, tanto política como social y económica. Hay que hacer pedagogía y enseñar cómo los regímenes socialistas y comunistas han destruido los países en los que han mandado a base de coacción y violencia.

Que no os engañen. La caída del Muro de Berlín no fue una mala noticia. Quien dice eso, una de dos, o no sabe lo que había en la RDA o siente nostalgia de los años del «telón de acero». Me temo que la declaración de Pablo Iglesias va más por la segunda opción. Comunista confeso, no es de extrañar que quiera para su país lo mismo que sufrieron los alemanes del este: pobreza, desempleo, policía política; mientras sus vecinos del oeste prosperaban más rápido en manos de un sistema económico más libre. Yo lo tengo claro. La RDA, ni en pintura. La URSS, lo peor que le ha pasado a la humanidad junto al nazismo. Tomar conciencia y no querer repetirlo solo depende de cada uno.

David Muñoz Lagarejos,  estudiante de Ciencias Políticas y Gestión Pública en la Universidad Rey Juan Carlos.

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