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OPINIÓN: Los mejores aliados de Donald Trump

OPINIÓN: Los mejores aliados de Donald Trump

Ayer comentamos en el programa lo que está sucediendo en la campaña electoral americana, que está adquiriendo tintes cada vez más violentos a medida que el ascenso de Donald Trump se ha ido consolidando. Y no se trata de violencia ejercida por Trump, sino contra él y sus partidarios.

Las televisiones americanas han mostrado las imágenes de detractores de Trump, no ya interrumpiendo sus mítines, sino agrediendo a los asistentes y enfrentándose a la policía.

Uno de los editores principales de un influyente sitio web de la izquierda americana acaba de ser cesado por abogar abiertamente en las redes sociales por la utilización de la violencia contra los mítines de Trump. Preguntado por algunos escandalizados lectores qué grado de violencia consideraba legítima contra Trump, el editor no tuvo reparo en contestar que, salvo el asesinato, todo tipo de violencia. Y argumentaba que si Trump representa el fascismo, entonces hay que pararlo incluso recurriendo a la violencia. Algunos otros medios han justificado la violencia física contra los mítines de Trump argumentando que el candidato republicano ejerce una violencia verbal injustificable contra sus oponentes y contra diversos grupos de población

Por supuesto, lo que ese tipo de actitudes indica es que el fascismo anida menos en Trump que en algunos de sus detractores. E indica, además, que los oponentes de Trump son, en estos momentos, sus mejores propagandistas.

Vayamos por partes para analizar el tema.

En primer lugar, es cierto que Trump ejerce una inaceptable violencia verbal contra sus oponentes y recurre a argumentos demagógicos contra mexicanos, mulsulmanes o cualquiera que se le ponga por delante. Pero en Estados Unidos, donde la libertad de expresión está más protegida penalmente que en la mayoría de los países; en Estados Unidos, donde la corrección política restringe más la libertad de expresión que los propios tribunales… lo que Trump hace no es ilegal. Por poner un ejemplo muy claro, en Estados Unidos ni siquiera son delictivos, según la jurisprudencia, los llamamientos genéricos a la violencia contra los mítines de Trump, así que mucho menos lo son las palabras de Trump, por muy rechazables que esas palabras nos puedan parecer.

En consecuencia, si Trump no comete ningún delito, y mientras no lo cometa, tendrá derecho a decir las barbaridades que quiera. Es la esencia de la democracia: quien marca los límites es la Ley. Por tanto, quienes recurren a la violencia contra Trump y sus seguidores son mucho más peligrosos que el propio Trump, porque pretenden imponer por la violencia unos límites que la propia ley no establece. ¿A Vd no le gusta que se digan ciertas cosas? Pues tiene fácil solución: propugne una reforma de la Constitución americana que establezca límites más estrictos a la libertad de expresión. Si consigue Vd convencer a los americanos de que se dejen recortar ese derecho, podrá usted exigir a un político, o a un ciudadano cualquiera, que no diga ciertas cosas prohibidas por la Ley. Pero mientras Trump tenga derecho a decir barbaridades, el peligroso es usted, que pretende prohibirle que las diga sin contar para ello con base legal.

¿Le parece horrible que pueda haber gente riéndole las gracias a Trump? Pues aguántese: la democracia consiste en respetar el hecho de que no a todo el mundo le parecen deseables o rechazables las mismas cosas. Y usted no tiene más razón, a priori, que un seguidor de Trump. Critique usted a Donald Trump con toda la dureza de que sea capaz, pero no tiene usted derecho a usar la violencia contra quienes no opinan como usted.

Pero es que, además, quienes están alentando la violencia contra los mítines de Trump le están haciendo el favor de su vida, porque le garantizan una cobertura mediática ilimitada y encima contribuyen, con su violencia, a dar la razón a Trump a los ojos de una parte del pueblo americano.

¿Qué creen los detractores de Trump que puede pensar un americano medio al ver a enemigos de Trump ondeando banderas mexicanas, quemando contenedores y enfrentándose violentamente a la policía? Pues habrá mucha gente que sepa distinguir las cosas, pero habrá otros muchos que le darán la razón a Trump en sus diatribas populistas contra los mexicanos.

¿Qué creen los detractores de Trump que puede pensar un americano medio al ver a gente agrediendo a asistentes a los mítines de Trump, para a continuación quemar una bandera americana delante del local donde se celebra el mítin? Pues habrá gente que sepa diferenciar los temas, pero habrá otros muchos que no podrán evitar pensar que Trump representa a América, mientras que sus detractores representan a quienes la atacan.

Con su violencia física y con sus errores simbólicos, están lanzando a Trump mucho más que lo que el magnate hubiera podido soñar. El propio Trump llegó a reconocerlo en un mítin, cuando agradeció a unos reventadores su labor y les dijo que estaba por contratarlos para que fueran a todos los mítines siguientes, por la publicidad que le hacían.

De hecho, hay quien se ha molestado en cuantificar esa ayuda que Trump está recibiendo. La violencia que rodea a la campaña contra Trump hace que sus mítines sean éxitos de audiencia, calculándose en unos 500 millones de dólares mensuales la publicidad gratuita que Trump recibe de las televisiones. No es extraño que, a pesar del rechazo que suscita en muchos grupos de población, esté ya empatado con Hillary Clinton en las encuestas. Como sigan haciéndole sus detractores este tipo de publicidad, va a arrasar en noviembre.

Llegados a este punto, tengo claras dos cosas respecto a la campaña americana: la primera es que Trump es un peligro, pero algunos de sus oponentes son aún más peligrosos. Y la segunda cosa que tengo clara es que Trump es bastante más listo que muchos de los que sueltan espumarajos contra él.

Luis del Pino, Director de Sin Complejos en esRadio, autor de Los enigmas del 11-M y 11-M Golpe de régimen, entre otros. Analista de Libertad Digital

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1 Comentario

  1. Javier

    Los estadounidenses están enfadados por muchas razones, y de ahí el éxito populista. Lo que es incuestionable es que su paso por la política estadounidense dejará una huella difícil de valorar en el partido republicano sobre liderazgo, discurso … Y en caso de que triunfe en la Casa Blanca se abrirá una etapa incierta.

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