Hoy hace 21 años, los asesinos de ETA mataban al concejal del PP, Gregorio Ordóñez, en San Sebastián. En la que era su ciudad, cuando almorzaba como de costumbre con María San Gil en el bar La Cepa del Casco Viejo, ETA mataba a quien más daño le estaba haciendo, a quien más resistencia le estaba planteando.
Ahora los amigos de los asesinos “Campán por sus respetos”: en el Congreso de los Diputados recién formado, en el Gobierno de Navarra, en municipios, en pueblos, en aldeas de la geografía de este país. Incluso, acuden con Podemos y con la CUP, a visitar a uno de sus próceres, el gobierno venezolano de Nicolás Maduro.
El sistema “buenista”, que quiere la tranquilidad, que se deja, que esconde la cabeza, ante la intolerancia y la radicalidad de los violentos, ha fallado. Mientras la violencia no ha desaparecido, la violencia esta escondida hasta que las cosas no salgan como está establecido en la “Hoja de ruta”. ¿Por qué sino los terroristas no han destruido sus armas?, ¿no se han entregado? ¿ETA no se ha disuelto?…
Hoy a los cerca de 1000 muertos de ETA, les repugna lo que esta pasando, les repugna que los que plantaban cara a los terroristas estén relegados y condenados en sus propios partidos, partidos que se proclamaban defensores de las victimas.
Sirva este editorial de homenaje a Gregorio y todos aquellos que lucharon y luchan por la libertad, frente a la barbarie terrorista.