
El jurista y teólogo Jesús Sánchez Adalid (Villanueva de la Serena, Badajoz, 1962) recoge en su última novela, «Y, de repente, Teresa», la relación entre santa Teresa de Jesús y la Inquisición, una institución que sometió a la monja carmelita a una auténtica persecución
Sánchez Adalid presentó su novela en Ávila, destacó que ha tenido «acceso a documentos» que le han ayudado a desvelar cómo actuó la Inquisición contra la santa.
En la novela, el autor refleja esa relación a través de la figura del inquisidor Rodrigo de Castro, que se consagró a realizar pesquisas sobre las mujeres que caían en éxtasis o tenían visiones y misteriosas revelaciones, por si fueran «alumbradas», es decir, adeptas a la secta mística que «tanto preocupa» al Santo Oficio, que la consideraba herética y relacionada con el protestantismo.
Como novela que es la historia y la ficción se mezclan, pero Sánchez Adalid ha estudiado a fondo todos los documentos de la monja, como sus cartas, pero también otros de la Inquisición como los informes de los tribunales andaluces, entre ellos el de Sevilla, que registró algunos momentos históricos del proceso.
El vicario general de la Orden del Carmelo, Emilio Martínez, ha destacado el hecho «absolutamente necesario» de que la novela aborde la relación de la santa con la Inquisición, porque «desde nuestra perspectiva histórica, somos incapaces de darnos cuenta del mundo en el que vivió Teresa». Pues, según el vicario, era un mundo «muy hostil».
Emilio Martínez incide en que la experiencia de la santa «choca» contra una institución «tan tremenda» como la Inquisición, en la que, tal como recoge la novela, hay personas «de limpia intención», que «quieren defender la fe y evitar peligros», pero también otras que «buscan su propio interés». «Y, de repente, Teresa» es «un libro necesario», porque, tras su lectura, permitirá, a través de su vertiente histórica, leer a Teresa «de otra manera». «Ya no veremos a una mujer que ha pasado por un camino de flores entre experiencias místicas y tres o cuatro dificultades que casi se ponía ella misma», sino «a alguien enfrentada con uno de los más grandes poderes de su tiempo».