
El PSOE ha vivido una carrera hacia la secretaría general marcada por la “lucha” entre tres contrincantes. Carrera, veloz y con meta en el próximo Congreso, iniciada por el propio Rubalcaba, quien, después de la debacle electoral en las “europeas”, decidió no presentarse más a la elección y convocar Congreso extraordinario.
Aunque siempre puede haber sorpresas, lo más previsible, teniendo en cuenta el número de avales, era que fuera elegido Sánchez. Todo indica –dicen algunos- que gracias al apoyo de Díaz en Andalucía. Sin embargo, se ha demostrado el apoyo que ha tenido allí y en todas las federaciones. Ganando incluso en el País Vasco, dónde Madina parecía tenía su feudo.
Sea como fuere, hay que destacar el hecho de que han existido primarias, se han presentado los candidatos que han querido, han conseguido los avales (incluso el que menos posibilidades tenía, Pérez Tapias) sin problemas, han tenido debate dentro del partido, se han presentado con un programa y el 67% de los militantes ha votado por uno de los tres candidatos.
No se han conocido problemas de infraestructura, problemas de fallos técnicos en el recuento de votos o de retirada de avales a alguno de los candidatos después de estar validados.
Navarra, en boca de Jiménez, ha dado su apoyo y voto a Pedro Sánchez. Acierto porque ha ganado. Ahora hay que ver qué significado va a tener en Navarra esta elección y el voto que ha otorgado el PSN, con la amenaza de Bildu a las espaldas.
Ahora el reto lo tiene el ganador, Pedro Sánchez, un afiliado de base y se “segunda línea” preparado académicamente y con imagen. Le queda ofrecer una clara línea política del PSOE y sus palabras, después del triunfo, apuntan por la unidad.
Directora NI