Artículo 115
Un skinhead no es un grupo sanguíneo, es una subcultura originaria del Reino Unido que surgió a mediados del pasado siglo. Con sus llamativos tatuajes y su personal decoración corporal, entró en un bar y dirigiéndose a la camarera, una joven de color, simpática y atractiva le dijo de malas formas: “Ponme una tónica “NEGRA”. A lo que la chica con acento y pelo afro le contestó: “Usted lo que quiere es una Cola-Cola”.
Al futbolista del FC Barcelona, Dani Alves, un simio le lanzó un plátano desde la grada. Él se agachó y se lo comió, dejando en ridículo al energúmeno y a todos los que pensaban como él.
¿Acaso todas las rubias son tontas? No, eso es lo que piensan algunos imbéciles prácticantes del machismo.
Muhammad Ali definía el boxeo diciendo: “Se trata de un montón de hombres blancos contemplando como dos hombres negros se dan una paliza”.
Al torero colombiano “Morenito de Maracay” no le insultaron jamás, le silbaban cuando tocaba o le concedían una oreja cuando la solicitaba el público, que casualmente se le conoce como “el respetable” por su respeto a la figura del toreo.
El fanatismo de A. Koppite le llevó a decir: Me gusta tanto el Liverpool que si pillara a uno de sus jugadores en la cama con mi mujer, bajaría de nuevo las escaleras de puntillas y le haría una taza de té.
Es el fanatismo, lo engloba todo, nos lleva a la sin razón, a la pérdida del sentido común, a entrar en contacto con la locura.
¿Acude algún partido político a la Asociación de Prostitutas para denunciar que a los árbitros y entrenadores les gritan desde las gradas hijos de puta?
¿Coge el Rey su copa y se marcha del estadio al ser increpado, abucheado y pitado cuando entra en el palco?
¿Racistas? Y provincialistas. Te llaman charnego (adjetivo despectivo) porque no eres de allí. Políticos que critican a otros de otra comunidad por ir a Bilbao de campaña.
¿Cuando muere un negro abatido a tiros en EEUU o porque se le echan siete policías para reducirlo y lo matan, apagan las luces del Corcovado en Rio de Janeiro?
¿Es una casualidad que en un equipo de futbol con siete negros en la plantilla siempre insulten al mismo, o se trata de el mismo que se dirige a la grada del estadio con media sonrisa tocándose la entrepierna o haciendo gestos reiterados de que “Bajáis a segunda División”? A ver, la gente tiene su corazoncito y su fanatismo.
El otro día vi un video donde una política que cobra más que el Presidente del Gobierno llamaba a un periodista negro. Éste le preguntó: ¿Por qué me llama negro? Y ella le contestó: Porque tú a mi me has llamado gorda.
Parece que en ambos casos estaban en lo cierto, pero como poco había un insulto y un delito de racismo.
¿Tendremos que dejar de utilizar las exclamaciones talas como “Llevo una china en el zapato” o “Eso lo saben los negros”?
Manolo Royo, humorista www.manolo-royo.com