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El perro del cómico

Dice el dicho: “Pasarás más hambre que el perro de un cómico”. Afortunadamente no fue el caso de “Tambor”, un West Highland White Terrier, que aun siendo escocés no tomaba ni una gota de güisqui, al menos que yo supiera.

El Lupus Familiares, me sacaba a pasear tres veces al día, incluso los festivos.

Una noche, Tambor se adelantó más de lo normal y se metió bajo un seto de arizónicas, a las que soy alérgico y ni me acerqué. Es un fastidio no poder acercarte a una señora de Arizona, pero así son las alergias.

Tambor comenzó a ronronear, a ladrar entre dientes y abierto de patas retó a unos individuos que bajaban de un furgón de grandes dimensiones y tras éste, que les hacía de burladero, comenzaron uno a uno a saltar la valla del colegio en el que esa misma mañana habían recibido 125 ordenadores para dotar a sus alumnos de material informático para sus prácticas.

Lo llamé muy bajito: Tambor, Tambor… Para que no me escucharan los presuntos, que no podían verme entre el furgón y las arizónicas podadas a dos metros del suelo.

Sigiloso como en una película de espías, di media vuelta y me acerqué al chiscón de mi urbanización donde se encontraba el vigilante al que informé de lo visto. No llevaba el móvil, precisamente bajo al perro de noche para descansar de él y además para no molestar a los vecinos.

No se preocupe, me dijo el vigilante, ahora mismo llamo a la policía y aviso a los compañeros del colegio. Bueno, pensé, al menos ganará puntos este hombre si llegan pronto y los pillan con las manos en la masa.

Al día siguiente me acerqué a la secretaría del colegio para que me contaran lo sucedido. Pues nada, que entraron y nos robaron todos los ordenadores que nos habían traído por la mañana.

Ante mi asombro pregunté: ¿Pero no avisaron a la policía ni a los vigilantes de aquí? ¿Quién? Me preguntaron. Y les expliqué la aventura.

Por la noche esperé a que entrara de servicio el vigilante y le pregunté: ¿No avisó usted a la policía ni a los vigilantes del colegio como quedamos? ¡Qué va! No señor, si es que son de otra compañía de seguridad, y continuó impávido. ¿Les voy a sacar yo las castañas del fuego? ¡Anda y que les den!

Parece que en la empresa de seguridad del colegio lo habían rechazado.

Manolo Royo, humorista www.manolo-royo.com

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