De nuevo hemos tenido una última semana en la que los hechos desbordan lo imaginable en una sociedad supuestamente desarrollada y democrática.
Se produjo la toma de posesión del nuevo presidente de Perú, Pedro Castillo, líder del partido Perú Libre, que hay que ver la manía que tienen los comunistas con prostituir el término, dado que no hay antítesis mayor a libre que comunismo, véase la «libertad» que existe en Cuba, Venezuela o Nicaragua, por no citar China o Corea del Norte, horizonte al que cada vez más países de Hispanoamérica miran. Y en un despropósito más de lo que la desbocada «corrección política» impone en la agenda de nuestros mandatarios y tras el prolegómeno dejado por uno de los fundadores de Podemos, el singular «demócrata» Juan Carlos Monedero, el desgobierno Sánchez manda, cual florero representativo de lujo, como ya ocurriera en Bolivia, a nuestro Jefe del Estado, el Rey Felipe VI, para aguantar impasible, como exige el protocolo, los desvaríos insultantes de un personaje cuya legitimidad política ha quedado en entredicho después de dos meses de «deshojar» unas elecciones que, cuando menos, van a quedar señaladas por la duda, tras la denuncia de un posible fraude electoral por parte de la candidata Keiko Fujimori, perdedora por escaso margen en segunda vuelta, que al final los expertos de la Unión Europea cerraron con que fueron unas elecciones «en general creíbles e íntegras…», lo que no deja muy claro qué es lo que se sale de ese «en general», que no les lleva a decir que lo fueron absolutamente o algo parecido.
En una muestra más de la triste evolución que ha tenido la herencia hispana de ese incuestionable legado que se dejó por aquellas tierras, idioma, cultura, religión, universidades…, algo no se debió hacer del todo bien cuando «de aquellos polvos…» salieron «…estos lodos» que ahora dominan gran parte de los países hispanoamericanos, desde el Río Grande al Norte de México hasta la Tierra del Fuego argentina, con cada vez menos excepciones, que el «civilizado» mundo democrático occidental en su cabalgada de los derechos no acierta a cortar. Así, nuestro monarca, tuvo que asistir impasible a un discurso del nuevo presidente peruano en el que cargó contra la seguramente para él Madre «Matria», nuevo concepto que nos dejo hace unos días nuestra «preclara» ministra de Trabajo Yolanda Díaz. No me extiendo más en los comentarios sobre la visita real y los desaires del peruano y recomiendo la lectura de dos artículos que mi amigo Julián Pavón escribe en su perfil de Linkedin al respecto de los mismos: https://www.linkedin.com/posts/julian-pavon-morote-b42b48b2_el-rey-felipe-vi-se-re%C3%BAne-con-pedro-castillo-activity-6826028120093548544-VvCO/ y https://www.linkedin.com/posts/julian-pavon-morote-b42b48b2_pedro-castillo-exalta-el-indigenismo-radical-activity-6826422764044357633-_Iut/ y este otro en el que Rodrigo Saldarriaga explica en el digital La Gaceta de la Iberoesfera el significado «despectivo» del término «Felipillo»: https://gaceta.es/actualidad/pedro-castillo-exalta-el-indigenismo-radical-y-carga-contra-espana-en-presencia-del-rey-20210729-0132/.
Pasemos ahora a la Madre Patria, en la que tampoco han faltado despropósitos políticos de nuestros «dirigentes» gubernativos. Una vez que su Squaeler Redondo -véase el gobierno de los cerdos de «Rebelión en la granja» de George Orwell- ha caído despeñado por el barranco -al parecer no en el «sacrificio» que estaba dispuesto a hacer por «su» presidente -«Fíate de la Virgen y no corras», que decía el del chiste- sino empujado por él, no sabemos si las últimas campañas de postureo sanchista habrán sido de la propia cosecha del showman sabatino u obra del repuesto del anterior jefe de gabinete, ese tal Óscar López, el primer español conocido que consiguió, en su conocido discurso preelectoral, que no se cumpliera el conocido refrán de «No hay dos sin tres» -para él sí lo hubo- y que desde la presidencia de Paradores -a 200.000 € anuales de sueldo, mientras la empresa o lo que sea daba pérdidas se subían un 12´5% los honorarios de los directivos- del que se dice que «diseñó» desde ahí las últimas «remodelaciones» de su jefe, la gubernativa y la del partido. Para empezar, la ausencia de autocrítica de nuestro «presimiente» viajero, en su nuevo show de alabanza sin límite en el que, de nuevo encantado de haberse conocido y aprovechando que se celebran en Japón los Juegos Olímpicos 2020, aplazados el pasado verano por razones de confinamiento, se concedió a sí mismo «la medalla de oro a la vacunación», de momento disciplina no olímpica, pero «tiempo al tiempo», como le espetó su socio Gabriel Rufián hace unos días en el hemicirco de la Carrera de San Jerónimo.
Después, asistimos ayer a otra de sus formas de autocomplacencia preferidas desde que las descubrió en pleno confinamiento para demostrar ese término que acuño entonces de «cogobernanza», mediante el que se descargaba de responsabilidades para endosarlas a los presidentes autonómicos invitados a los que después de su perorata inconsistente dejaba hablar en monólogos sucesivos durante cinco minutos para no hacerles caso a ninguno en nada. La de ayer no fue muy distinta en casi nada, salvo en que se hizo presencial en el magnífico escenario salmantino del Convento de San Esteban de los Padres Dominicos y que a última hora tuvo cambió de guión. Estaba previsto que el doctor Plagio cum Fraude se diera un paseo desde la preciosa Plaza Mayor de la ciudad del Tormes hasta el lugar elegido para la reunión, diez minutos de trayecto, pero a última hora hubo contraorden desde Moncloa, o sea, suyas y el líder peor valorado por sus ciudadanos de todos los europeos, según una reciente encuesta, llegó en coche, después de que en la foto de familia -muy mal avenida por cierto- que se hicieron en el emblemático recinto barroco se registraran pitos y gritos en su contra, como ya debe estar acostumbrado desde que apareció por sorpresa en el Hospital La Paz de Madrid o en sus últimas visitas a Ceuta y Melilla, porque este personaje no es capaz de dar la cara ante sus ciudadanos. Una nueva «cumbre de presidentes» que empezó con la compra de la asistencia del socio vasco Íñigo Urkullu, por la módica cantidad de 220 millones de euros en cesión de impuestos por la gestión de la tasa Tobin y Google y algunos regalos más, todavía no cuantificados, en relación al IVA del comercio electrónico, sin contar con las cesiones en carne y hueso por los continuos traslados de asesinos etarras a las cárceles vascas o próximas que el cada día más desmejorado y «pequeño» ministro de Interior, G. Marlaska hace desde tiempo ha. Mientras, su otro socio preferente, el presidente catalán, Pedro Rovira ha preferido visitar en Suiza la número dos de ERC, Marta Rovira, una de las prófugas de la Justicia española tras el golpe de Estado de la Generalidad en Octubre de 2017.
Como no, frente a esos abucheos, contrastaron los aplausos al Rey y los vítores y acercamientos para fotografiarse con ella a la Presidente madrileña, Isabel Díaz Ayuso, que sigue recogiendo signos de apoyo y admiración por donde pasa y para la que la nueva «portacoz» del gobierno y ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez, no ha tardado en criticar en su intervención para resumir el «debate enriquecedor en un clima de colaboración» producido durante la cumbre, con una dedicatoria especial: «Quizás no le ha gustado que haya habido este ambiente de consenso», en referencia, claro está, a los presidentes socialistas y a su socio vasco, porque los del PP no parecen haber participado de ese «consenso». Por su parte, Díaz Ayuso, con la claridad que le caracteriza ha resumido la receta de Falconeti para Madrid: «Quejarse menos y subir impuestos», en la línea que ya apuntaba hace unos días su discípulo valenciano Joaquín «Ximo» Puig, que está destrozando su región, como «buen» socialista. La Presidente madrileña ha anticipado que no asistirá a futuras conferencias con tinte «federal» a las que ha aludido don Pinocho Sánchez, al que ha exigido «lealtad a las comunidades fieles a la Unidad de España, frente a los privilegios a los nacionalistas vascos y catalanes» y ha dicho en un tuit que «España es el único país cuyo gobierno atenta contra los intereses de su Capital».
De otros «récords» como el de la subida del precio de la electricidad a sus niveles históricos más altos, 93 €/MWh, los impuestos cada día más confiscatorios y la disminución en 15.700 millones para las autonomías en 2022, me limito a citarlos.
Antonio de la Torre, licenciado en Geología, técnico y directivo de empresa. Analista de opinión
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