Hace ya algunos meses, en pleno verano, vuelos de reconocimiento, alertaban de los centenares de embarcaciones que se encontraban en las costas de Mauritania, amarradas en sus playas, a la espera de poder emprender el viaje a Canarias.
Los «iluminados» de turno, trataban la noticia de falsa y revelaban que dichas embarcaciones eran simplemente barcas de pesca.
Hoy y tras varias semanas de llegar varios miles de inmigrantes a Canarias con, precisamente, estas embarcaciones, asistimos a una crisis migratoria que amenaza con hacer saltar por los aires la convivencia en estas islas.
Surge la pregunta, ¿Que ha hecho el gobierno hasta la fecha?
Nada. Abandonar a su suerte a los canarios. Mientras tanto, el problema no para de crecer. Además, el perfil del inmigrante que llega, no es el de antes, pobre y desvalido. Ahora, encontramos a jóvenes en buenas condiciones físicas, con móvil y demás habilidades que estarían demostrando que su llegada a Canarias no se produce por necesidad, sino por algo más.