
El socialismo de este país no sabe cómo justificar haberse apoyado en Bildu para aprobar sus presupuestos.
El pacto con Bildu en Navarra que permitió el acceso a la presidencia de María Chivite y el apoyo a sus primeros presupuestos con el beneplácito de Sánchez, supuso un antes y un después sin precedentes en los últimos 40 años en España, porque hasta ahora el PSOE, en general, y el PSN, en particular, eran contrarios a cualquier negociación con los herederos de Herri Batasuna que lidera Arnaldo Otegi.
Pacto que Chivite refuerza en Navarra horas después de la visita entre abucheos y protestas a Pamplona de Pedro Sánchez al anunciar un nuevo acuerdo presupuestario con Bildu y rechazar el apoyo de Navarra Suma que llegó a ofrecer sus votos a Chivite para aprobar sus Presupuestos con la única condición de que no negociara con el partido de Arnaldo Otegi.
Las justificaciones de la alianza PSOE-PSN y Bildu no tienen precio, hasta el punto de comparar el pacto con Bildu con el pacto de la Transición, como afirmó José Luís Ábalos, Secretario de Organización del PSOE y ministro de Transportes. O la de portavoz parlamentaria del PSOE en el Congreso, Adriana Lastra, que alegaba que son partidos democráticos legítimos. O como la de ayer cuando el portavoz del socialismo navarro, Ramón Alzórriz, decía que su partido siempre había apostado por no vetar ni excluir y sí por el diálogo.
La hemeroteca no falla, su presidenta, la socialista nacionalista Chivite, hasta hace bien poco renegaba de pactar con Bildu y aceptaba negociar con UPN, aquí en Navarra, al que hoy excluye sin contemplaciones en la coalición Navarra Suma.
Lo decía alto y claro Pedro Sánchez cuando no era presidente del Gobierno, «le estoy diciendo que con Bildu no vamos a pactar. Si quiere se lo digo 5 veces». Cinco son, precisamente, los años que han pasado desde entonces y la situación, hoy, es bien distinta.
Se habla de unos presupuestos que van a reactivar la economía española. ¿Cómo? se pregunta el común de los mortales.
Unos presupuestos pensados para pagar a Bildu acercando presos con delitos de sangre, a ERC con la exclusión del español y a Podemos con subidas masivas de impuestos y poco más.
Unos presupuestos que confían en la ayuda europea de 140.000 millones de euros repartida en 6 años para cuadrar las cuentas cuando España tiene ya tan solo en un año un boquete del PIB de 130.000 millones de euros, y eso en la mejor de las previsiones.
Parece no importar, el caso es gobernar a cualquier precio, sacar a la luz viejos odios y, eso sí, sacar a los presos terroristas de sus módulos de aislamiento, incluído ‘Txapote’. el asesino de Miguel Ángel Blanco y Gregorio Ordóñez, no vaya a ser que se enfaden.