Está claro que al Gobierno de este país se le acaba el dinero y que, como loco, busca el acuerdo con sus socios de gobierno.
Que los principales agentes sociales, empresarios y sindicatos, se levanten de la mesa de negociación de los ERTEs es buena prueba de ello.
El Gobierno quiere limitar los ERTEs solamente a un grupo de trabajadores, los del Turismo, dejando de lado, por ejemplo, a los trabajadores de la hostelería, que tanto está sufriendo con la Pandemia. ¿La razón? Que no hay dinero. Así de claro.
Y esto no quieren sindicatos y patronal que ocurra. No quieren que se les acuse de dejar tirados a miles de trabajadores.
Pese a que la ministra comunista, Yolanda Díaz, no lo acepte, el hecho es que este Gobierno sufre un gran varapalo. Si los agentes sociales salen a la calle a protestar, en plena Pandemia, el caos puede ser absoluto.
Por ello, el Gobierno para evitar la quiebra técnica, más fácil de conseguir con unos presupuestos prorrogados, busca apoyos y por ello no duda en desprestigiar más a sus instituciones, léase la Monarquía o léase la judicatura.
Indultos a los presos rebeldes catalanes, desprecio a la figura del Rey en la entrega de despachos a los nuevos jueces, son signos que buscan el voto. Un voto que paradójicamente depende de quienes quieren destruir a este país, partido socialista o lo que es lo mismo el gobierno incluido.
Más claro agua.