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Reinventarse con los nuevos empleos del siglo XXI

Reinventarse con los nuevos empleos del siglo XXI

La falta de salidas laborales o la dificultad para llegar a fin de mes pese a tener empleo han traído consigo nuevos trabajos en los que no falta la imaginación. La recarga de patinetes eléctricos, el cuidado de perros, el alquiler de viviendas para rodajes o, incluso, «prestar las manos» para anuncios son algunos ejemplos

Son ocupaciones desconocidas hasta hace unos años y que, desarrolladas como un empleo más o a tiempo parcial para «complementar ingresos de forma flexible», son desempeñadas en los últimos años, mayoritariamente a través de aplicaciones de internet.

Es el caso de «Gudog», una «app» a la que se apuntó hace 6 años Alejandra de Maortua, una de las 4.000 cuidadoras de perros con que cuenta la aplicación.

Siendo estudiante conoció esta aplicación, que despertó su interés porque, como dueña de una perra, le «estresa mucho» no saber dónde dejarla cuando sale de viaje y, con este sistema, los dueños están siempre informados a través de «fotos y mensajes vía WattsApp».

Como pasa bastante tiempo en casa y tiene experiencia con su mascota y con las de amigos, De Maortua se dio de alta en la aplicación y empezó a tener ingresos «para cubrir unos gastos».

Ahora ya tiene una «clientela fija» y quiere «seguir compaginando» esta ocupación con otros empleos, según ha contado a Efe.

Prefiere cuidar a perros adiestrados o se hayan quedado antes en otras casas para que no lo pasen mal y «no pone peros» si tienen una salud delicada, porque no le supone ningún problema «seguir las pautas de medicación de los dueños».

Ha llegado a cuidar mascotas hasta un mes seguido, y es durante el verano, la Navidad, Semana Santa y los puentes cuando obtiene mayores ingresos con este empleo que agrada también a su perra Cloe, «está encantada de compartir su espacio y tener a alguien con quien jugar».

Según la página web de la aplicación, las tarifas de alojamiento canino parten de 10 euros, la guardería de día, de 8, y el paseo, a partir de 6 euros. La única exigencia que pone la empresa es que «no se tenga más de una mascota a la vez», explica Alejandre de Maortua.

Para obtener unos ingresos extras, que pueden llegar a ser hasta de 1.500 euros por jornada de doce horas, Olga Palacios optó por alquilar su domicilio para rodajes de cine o publicidad.

Lo hace a través de las «agencias de localización» a las que se facilitan las características del domicilio «por si cuadra», en un futuro, con alguno de los requisitos de las productoras.

La localización de su apartamento en la llamada ‘Casa de las Flores’, del barrio madrileños de Argüelles, en la que residió el poeta chileno Pablo Neruda, le ha facilitado que sea escenario de anuncios, series y películas desde hace 6 años.

Por ahora, su domicilio no ha sido elegido para ninguna serie, lo que elevaría los ingresos de Olga Palacios considerablemente, ya que sería «un plató continuado» por el que las agencias pagan por anticipado, siempre abonan las horas extras si el rodaje se prolonga y devuelven la casa «como la han encontrado».

Y si a Palacios su piso le aporta unos ingresos extras, a Fernando González Pola, arquitecto de profesión pero cuyo trabajo no le da para poder ganarse la vida, han sido sus manos las que le han ayudado a llegar a fin de mes.

Empezó en 2015 a ser modelo de manos por sugerencia de una chica con la que coincidió haciendo un anuncio. «Mandé fotos a varias agencias y en una semana ya estaba rodando», explica mientras comenta que tiene que «ser muy cuidadoso» y «evitar raspones» y «materiales que las puedan irritar».

«Ante un rodaje previsto tengo mucha atención y mucho cuidado», señala González de Pola a Efe en la sede de ‘Bendita Profesión’, agencia que le proporciona anuncios en los que normalmente su cometido es «sujetar y enseñar a cámara distintos productos».

Una tarea complicada que, además de requerir una manos bonitas, exige hacer movimientos muy precisos, según este modelo, a quien le encantaría que le salieran «anuncios todos los días, de lunes a viernes».

La llegada de los patinetes eléctricos a las ciudades ha creado la profesión del «cargador y distribuidor» por sus distintas ubicaciones. Una labor con la que complementan sus ingresos, según Álvaro Salvat, director general en España de ‘Lime’, una de las empresas que dan este servicio.

Según su oferta, es posible ganar entre 5 o 6 euros por carga, aunque a esta cifra habría que descontar el coste de la electricidad y los gatos del transporte del patinete desde la calle hasta el domicilio del cargador.

Para unirse al «programa juicer» y cargar estos patinetes tan solo hay que acceder a la web de la empresa y complementar un formulario de registro, tras lo cual ‘Lime’ envía un cargador y toda la información necesaria para realizar este empleo, que se puede desempeñar tan solo teniendo un móvil inteligente y un vehículo propio. EFE

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Dos operarios de trabajos verticales, limpian este jueves una fachada de un edificio en Bilbao. EFE

 

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