La decisión del Tribunal Supremo de declarar elegible al prófugo de la justicia Puigdemont suena a la cuadratura del círculo, o lo que es lo mismo, lo imposible que se haya hecho posible.
Por lo visto estar fugado de las leyes españolas no supone nada, ni es delito. Ser acusado de utilizar dinero público para fines contrarios a un Estado de Derecho, no es delito; estar acusado de rebelión, tampoco es delito. Así cualquiera.
Ya solo falta que el elegible, según el alto tribunal, venga a España a realizar campaña electoral. En ello estamos, total, una mofa más a los españoles de a pie.
El ciudadano no entiende porqué pasa esto, no entiende porqué el delincuente tiene más derechos que el inocente. Puigdemont se rebela contra una nación, el Estado, la Constitución y las leyes, gasta dinero que no es suyo, quiere la independencia, saltándose la Ley, para instaurar una república y, no pasa nada.
Este país, no el mundo, al revés.