Nueve años después de su último disco de estudio se publica el fruto del retorno al estudio de Hombres G, «Resurrección», una gracia, precisan, porque lejos de haber estado «muertos», tanto por ganas como por proyectos en cartera tienen asegurada su continuidad durante mucho tiempo más.
«A los 60 llegamos seguro… ¡y a los 70 también!», proclama Rafa Gutiérrez, que a solo un año de alcanzar ese meridiano crucial en la música es el más veterano de este cuarteto histórico que completan David Summers, Dani Mezquita y Javier Molina.
Juntos llegaron a convertirse en una de las bandas españolas de pop más importante de todos los tiempos desde el lanzamiento de «Hombres G» (1985), con más de 20 millones de copias vendidas y giras colosales a este y al otro lado del Atlántico. De hecho, en México y EE.UU. siguen actuando ante miles y miles de personas.
A esas giras, precisamente, responsabilizan del larguísimo lapso transcurrido desde «En la playa» (2011), el primer disco acústico de su carrera y, hasta ahora, también el último álbum grabado por ellos, tiempo en el que reeditaron material y publicaron cuatro sencillos en formato digital.
«No hemos estado muertos; de hecho, hemos estado más activos que nunca», aseguran, antes de reconocer que «ya era hora» de proporcionar material nuevo a sus seguidores.
El origen de «Resurrección» se remonta de hecho a 2014, cuando Summers empezó a acumular ideas, maquetas y canciones. Reunió 40 temas y, con la selección final ya mezclada, decidieron tirar el resultado y volver a repetir esa última parte del proceso.
«No es como en los 80 y 90, cuando había una necesidad vital de sacar un disco y otro y otro. Ahora tenemos una colección de canciones que nos permiten estar de gira permanentemente, pero sí queríamos mostrar cómo somos en este momento. Huimos constantemente de la nostalgia y de los grandes clásicos, que nos van a acompañar siempre, pero queremos mirar hacia delante», asegura el vocalista.
En el álbum número 13 de su carrera ofrecen 11 cortes que, desde el arranque con «Con los brazos en cruz» y «Confía en mí», mantienen la pauta de toda su carrera: la alternancia de «canciones más serias y profundas con otras más desenfadadas y arriba».
«Ha sido un proceso largo, a veces duro, pero también muy estimulante», señala sobre el resultado, producido por ellos mismos con arreglos inéditos en la carrera del cuarteto, como el arranque de «Desde dentro del corazón», las gaitas de «Que vuelvas ya» (una canción «estremecedora» que dibuja «un cielo oscuro») o las cuerdas y viento metal de «Llegar a la noche», casi «una canción de boda».
Otra novedad es que este es el primer disco que lanzan sin el amparo de una multinacional, a pesar de que les tentaron «todas». «Llevábamos 12 discos metidos en una megaestructura con un montón de artistas y lanzamientos, como un producto más. Altafonte entiende mejor cómo está ahora la distribución y la relación con los artistas», señala Mezquita.
Su efímera coalición en directo con Taburete demostró el pasado año que su legado está muy vivo, por ejemplo con dos llenos consecutivos en Madrid ante 10.000 personas cada uno.
«Es un orgullo que, como nos pasó hace años con El Canto del Loco, haya nuevas generaciones de artistas que se vean reflejadas en nosotros y que admiren cómo desarrollamos nuestra carrera», apunta Gutiérrez.
Al WiZink Center, esta vez en solitario, volverán el próximo 15 de noviembre, pero habrá muchas más paradas en una gira que les llevará también este sábado 16 de marzo a Zaragoza (sala Mozart), el 30 al puerto de Alicante, el 5 de abril a Valencia (Palau de les Arts Reina Sofía) y el 26 de abril a Sevilla (Auditorio Rocío Jurado).
Como los grandes grupos anglosajones, se propusieron llegar a los 60 en activo y, con el objetivo casi cumplido, ven aún «Hombres G para rato», con «proyectos para televisión y cine que ya están encaminados» y, quién sabe si también con su estreno en un festival «indie», pues confiesan que el Sonorama de Aranda de Duero (Burgos) ya les tentó el año pasado.
¿Qué más les queda por hacer? «El amor bien hecho», bromea Molina. EFE
Javier Herrero.