El gobierno de Mariano Rajoy, y tras las declaraciones llevadas a cabo por varios de los testigos que hasta ahora han acudido al Tribunal Supremo, no queda en muy buen lugar.
La ya sabida oferta al gobierno catalán de una especie de referéndum pactado; dejar a la policía autonómica el control de los colegios electorales; no asumir el control de la televisión catalana y más y más dejación de funciones, convirtieron las calles de Cataluña en un polvorín.
Polvorín que pudo haber sido desactivado si las ordenes dadas se hubieran cumplido. Pero no fue así.
De todos modos surge la pregunta, ¿El gobierno sabía lo que iba a pasar? Podía intuirlo, pero lo dejo pasar.
Las agresiones a policías eran parte del plan, formaban parte del.guión escrito. Ayer, no obstante, los representantes del gobierno dieron su versión. Una versión que muestra como estaba todo preparado para hacer mal. ¿A quién? A los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Cuerpos que fueron abandonados a su suerte por la pasividad manifiesta del gobierno catalán y central y que su comportamiento, a falta de poder ser demostrado con los vídeos, fue ejemplar.
Así nos va ahora.