El ministro de justicia, señor Marlaska, continúa con esa cruzada por conseguir ser el ministro más amigo de los etarras, ya que por sus declaraciones puede verse la satisfacción que tiene cuando acerca a presos terroristas a sus lugares de origen.
Por lo visto, sigue sin entender que las víctimas de aquellos a los que trata tan bien, no están ya con sus familiares, hace años ya, puesto que fueron asesinadas con un tiro en la nuca.
Los etarras deberían cumplir íntegramente sus penas. Ellos viven, la mayoría de sus víctimas no. Solo con eso debería bastar.
La consabida excusa «es que la ley lo permite» no es válida para asesinos; como tampoco es válido, echar la culpa al servicio penitenciario de las excarcelaciónes. Un gobierno puede y debe anular los beneficios de un preso si la gravedad de los hechos lo requiere. Y en este caso sobran las palabras.