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El Gobierno de Navarra presenta un estudio sobre la vivienda intergeneracional

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El Observatorio de la Realidad Social dependiente del Departamento de Derechos Sociales ha presentado un análisis de las experiencias más destacadas en los programas de alojamiento intergeneracional en Europa, Canadá y EEUU que servirá de base para la implantación de una experiencia piloto de modelo de alojamiento en Navarra

El informe ha sido presentado por el director general del Observatorio de la Realidad Social, de Planificación y de Evaluación de las Políticas Sociales, Patxi Tuñón, y por el director del Servicio de Observatorio de la Realidad Social, Antidio Martínez de Lizarrondo.

Los programas intergeneracionales de alojamiento surgen como respuesta a los problemas económicos a los que se enfrentan tanto personas mayores como jóvenes, por un lado, y a la soledad de las personas mayores, por otro. En España, el 70% de los pensionistas tiene su pensión pública como única fuente de ingresos, mientras que se está produciendo un retraso de la emancipación residencial de la población joven, debido principalmente a la persistente precariedad laboral en una parte de la misma, el limitado acceso a los créditos, el precio de la vivienda y los insuficientes ingresos. De hecho, España es el país europeo con mayor número de jóvenes entre 25 y 34 años residiendo con sus padres.

Por otro lado, cada vez es mayor el número de personas mayores que viven solas, lo que supone un problema ya que la soledad crónica incide en un empeoramiento de la salud. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 41,8% de los hogares unipersonales en España (4,6 millones) corresponde a personas con 65 años o más. En Navarra, la cifra de hogares unipersonales ocupados por personas mayores alcanza el 37,8% del total de este tipo de hogar, lo que se traduce en que 68 mil personas de 65 años o más viven solas.

En este contexto y como solución a los problemas planteados, se busca una “tercera vía” que palie los problemas económicos de ambos grupos y, en el caso de las personas mayores, evite las desventajas de vivir solo en una vivienda aislada o en residencias en las que convivir únicamente con otras personas mayores.

Las soluciones de alojamiento intergeneracional, atendiendo a la experiencia internacional, aportan beneficios a las personas mayores y a las jóvenes que conviven con ellas, e incluso a las administraciones públicas al reducir el gasto social. La interacción social regular mejora el estado de salud general en la población mayor, así como la sensación de resultar de alguna utilidad. El convivir con otra persona aumenta también la sensación de seguridad, y hace que se prolongue la permanencia en el propio domicilio y, por lo tanto, se retrase el ingreso en residencias. Además, tiene beneficios económicos directos, al reducirse los gastos de vivienda ordinaria, e indirectos, tanto mediante la ayuda mutua (cocinar, realizar recados, etc.) como a través de la mejora de la salud general. Cuando el proyecto de vivienda intergeneracional se ubica cerca de un campus, se favorece un estilo de vida activo en la población mayor gracias a las actividades culturales y académicas. Pamplona / Iruña, con tres universidades, puede explorar esta vía.

Respecto a los beneficios generados en la población joven o familias destinatarias del programa, se observan principalmente una reducción del estrés económico derivado de los elevados gastos de la vivienda y una mejora de las condiciones de habitabilidad frente al modelo tradicional de piso compartido. La convivencia intergeneracional presenta también beneficios vitales y educativos, así como beneficios derivados del apoyo mutuo, como por ejemplo, en la crianza de hijos e hijas.

Por último, este modelo de alojamiento aporta beneficios sociales al retrasar el uso de servicios especializados de alojamiento tradicional y, por tanto, reducir el coste de servicios como los centros residenciales y servicios de salud. Además, contribuye a la disminución de la situación socioeconómica precaria entre la juventud y al alivio de la crisis de acceso a la vivienda, solucionando simultáneamente el hacinamiento entre los jóvenes y la soledad de las personas mayores. Como consecuencia de la convivencia entre personas mayores y jóvenes, se observa también un fortalecimiento de los valores asociados a la solidaridad intergeneracional y una mejora de la cohesión social.

Actualmente existen cuatro tipos principales de alojamiento intergeneracional: los programas de cohabitación intergeneracional o alojamiento solidario en viviendas particulares; el cohousing o viviendas colaborativas intergeneracionales; las experiencias intergeneracionales en viviendas sociales; y las residencias intergeneracionales, donde personas de diferentes edades conviven en una misma vivienda, edificio o urbanización o conjunto de viviendas. A pesar de que España fue pionera en la cohabitación intergeneracional, y hay experiencias de este modelo en más de 20 ciudades, el resto de modelos presentan un bajo desarrollo.

Tras la realización de este estudio, el Departamento de Derechos Sociales está ultimando la puesta en marcha de una experiencia piloto en Navarra en materia de vivienda intergeneracional, con la idea de ir extendiendo el programa si el mismo tiene éxito.

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