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Claves sobre qué hacer con un hijo adolescente agresivo

Claves sobre qué hacer con un hijo adolescente agresivo

Es cada vez más frecuente que padres de adolescentes acudan a consulta preocupados por los importantes problemas de impulsividad y conducta que llegan a desarrollar problemas graves de agresividad a la familia

Foto de El Neuropediatra te da las claves de cómo proceder si tienes

No es una cuestión baladí que haya que minimizar pensando que es cosa de la edad. La adolescencia se caracteriza por actitudes de rebeldía contra casi todo pero la rebeldía no implica agresividad, explica Manuel Antonio Fernández, más conocido como El Neuropediatra, un experto en cuestiones de comportamiento y TDAH así como enfermedades del espectro TEA.

¿Qué se debe hacer?
Lo primero, responde el especialista, es reconocerlo. «En la mayoría de estos casos acuden refiriendo otros motivos menos llamativos como problemas escolares, nerviosismo, problemas de concentración o TDAH en general. A veces no hablan del tema salvo que se les pregunte de forma clara y abierta. ¿Por qué?».

Hay muchas respuestas a esta pregunta. «Probablemente la más frecuente cuando les pido alguna explicación de esa ocultación es la sensación de vergüenza o fracaso educativo de la familia y el miedo a la exposición social de la situación» sostiene el experto.

Ese miedo lo tienen porque normalmente el comportamiento del chico da problemas en casa, importantes problemas, pero no fuera. Esto, unido a la presión familiar y social les hace creer y que es culpa suya que el adolescente se comporte así. Cuando la situación llega a extremos muy altos, también aparecen los problemas con los compañeros, profesores etc.

El neuropediatra es claro: «Un chico con TDAH y un Trastorno de Conducta asociado, no los tiene por culpa de unos padres, ni por su modelo educativo ni por su situación familiar o social. Estos problemas arrastran una enorme carga genética y se va desarrollando con la edad».

La sociedad culpa a los padres pero no es así
«La sociedad actual está complicando mucho estas situaciones. Esto no significa que sea la causa de estos trastornos pero no se lo pone nada fácil como padre de un chico de estas edades», sostiene el doctor. «Además-agrega- hemos pasado de un extremo al otro».

En enero de 2015 tuvo lugar en Madrid un congreso de de profesionales especializados en TDAH y sus comorbilidades (problemas añadidos). En un de los talleres se trató específicamente el tema de los adolescentes.

La primera diapositiva que se puso era la comparación de dos fotos. Una de un grupo de niñas de un colegio de hace unos 20 años y otra de varios adolescentes actuales. En la primera, en blanco y negro con un grupo de niñas de uniforme, falda larga lisa y oscura, pelo recogido y en general todas muy similares. La segunda, fotos en color de chicos de diferentes edades, peinados, vestimenta. Ambas fotos demostraban los grandes cambios de nuestra sociedad en los últimos años. Muchos de estos cambios han sido muy positivos pero también han aparecido algunos que no lo son tanto y que se pueden resumir de la siguiente manera:

Han pasado de ser los dominados a ser los dominadores
Básicamente por un exceso de protección, sostiene el experto. «Con esto no quiero decir que no se deba proteger y ayudar a los niños y jóvenes, por supuesto, pero esto debe llevar aparejado unos mayores niveles de responsabilidad por su parte y no caer en el paternalismo excesivo y mal entendido de para que no tenga que hacerlo él lo hago yo ya que el pobre ya tiene bastante con estudiar». O también la excusa de muchos padres que se oye mucho en consulta: «Como yo tuve tantas dificultades de pequeño no quiero que ellos tengan ninguna carencia».

Esto no les ayuda, le supone la vida real más difícil, no aprender a solucionar los problemas.

Muchos adolescentes han asumido como normal situaciones que no lo son.

Esto lleva en muchas ocasiones a que los chicos de hoy en día tengan la sensación de un ‘merecimiento de todo’, sin ningún nivel de esfuerzo a cambio. Dando por normal situaciones que a sus padres le suponen un importante sacrificio. Además, sin agradecimiento por su parte. Lo ven lo más normal del mundo.

Medidas a tomar
Las medidas de manejo de conducta para los padres y la terapia de conducta para el chico son buenas medidas cuando los niveles de impulsividad son bajos o medios y no hay agresividad verbal o física, «pero cuando pasamos de este límite, debemos añadir medidas más drásticas», sostiene el experto.

Los chicos no deben asumir esto como normal, pero el problema es que incluso algunos padres viven con esto como una rutina en su día a día. Insultos, agresiones, otras faltas de respeto. Los padres han perdido el papel de autoridad que les toca, en la cercanía, pero de autoridad.

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