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La oportunidad de conocer a Casado

La elección ayer de Pablo Casado como sucesor de Rajoy constituye una excelente noticia para el Partido Popular. Que lo sea también para España, dependerá de si puede, quiere y le dejan dar cumplimiento a las promesas de rearme ideológico que hizo en su discurso.

Es una excelente noticia para el PP porque le proporciona una oportunidad de sobrevivir y recuperar el terreno electoral perdido. Una victoria de Soraya Sáenz de Santamaría habría rubricado el acta de defunción de un partido que llevaba demasiado tiempo ignorando y humillando a sus propios votantes. Con Casado, el PP puede devolver a esos electores la ilusión perdida. Quizá no todos los votantes pródigos vuelvan, porque el gato escaldado, el agua fría rehuye, pero al menos existe la posibilidad de que lo hagan.

Aunque la posibilidad no es certeza. Dependerá de si Casado es capaz de pasar de las musas al teatro y concretar en hechos las palabras que pronunció ante sus militantes. Y el que pueda hacerlo o no lo van a determinar tres factores.

El primero de ellos depende sólo de él mismo y es si quiere realmente cumplir lo prometido. ¿Fue el de Casado un simple discurso para atraer a los compromisarios decepcionados con el rumbo ideológico del partido? ¿O cree Casado realmente en la necesidad de devolver al PP a sus principios tradicionales y recuperar la iniciativa política perdida desde 2007? Entre los dos modelos de liderazgo, ¿qué será Casado? ¿Un Aznar modernizado, deseoso de ganar la batalla ideológica, o un Rajoy rejuvenecido, siempre dispuesto a bailar al son que el PSOE le marque?

El segundo de los factores depende de su partido y es si podrá Casado (suponiendo que quiera) cumplir lo prometido. Una cosa es ganar la presidencia y otra muy distinta ocupar el poder. La victoria de Casado se produjo por el suficiente margen como para que nadie pueda disputarle la legitimidad, pero el sector progre del PP cuenta con los suficientes apoyos territoriales y mediáticos y podría sentir la tentación de ponerle palos en las ruedas. ¿Qué hará Casado si surgen voces discordantes? ¿Cómo reaccionará cuando las Villalobos de turno se despachen en público contra cualquier intento, por ejemplo, de promover la defensa de la vida o de la familia? ¿Está dispuesto Casado a cortar de raíz los intentos de boicotear su labor?

Y los posibles obstáculos internos son múltiples. El PP ha interiorizado demasiados vicios en estos años, y puede resultar complicado llevar a la práctica ciertas promesas sin pisar importantes callos. El ejemplo de Feijóo es el más evidente: ¿va a defender Casado en Cataluña la libre elección de lengua vehicular? Parece necesario, si quiere, como dice, liderar la España de los balcones. Pero ¿cómo defender la libre elección de lengua vehicular en Cataluña sin exigir a Feijóo que la implemente en Galicia?.

Por resumir este segundo factor: ¿hasta qué punto está Casado dispuesto a ejercer de verdad el poder dentro del partido y a asumir el desgaste que ello conlleva? Liderar la marcha del PP en pos de los principios implica, necesariamente, que los que no los respeten habrán de quedarse atrás.

El tercer y último factor depende, fundamentalmente, de circunstancias externas: suponiendo que Pablo Casado quiera y pueda liderar el rearme ideológico del PP, ¿le dejarán hacerlo? Los medios de siempre recuerdan hoy que sobre Casado pesa la sombra de una posible imputación, por el tema del máster. Un tema ridículo y sin recorrido, pero que podría usarse para desgastar a Casado y obligarle a invertir en defenderse los esfuerzos que podría emplear en rearmar al partido. Y, evidentemente, intentarán encontrar contra Casado cualquier otra información que pueda torcer, a posteriori, la voluntad de los compromisarios del PP.

Nada le gustaría más a algunos que marcarse un Borrell con Casado y obligarle a dimitir, para que Almunia-Soraya pudiera tomar las riendas del partido, a pesar de perder el congreso. Si Casado intenta de verdad rearmar al PP, no esperen Vds. juego limpio por parte de sus adversarios ideológicos.

Sea como sea, pronto saldremos de dudas: vamos a tener la oportunidad de conocer al verdadero Casado a corto plazo. El nuevo presidente del PP tendrá que retratarse de inmediato con sus nombramientos, y en muy pocos meses se someterá, probablemente, a dos citas con las urnas. Así que todos podremos ver si el discurso de Casado eran solo meras palabras, o si está dispuesto a aprovechar, y le dejan hacerlo, la oportunidad que el destino (y sus propios esfuerzos) ha puesto en sus manos.

Le deseo toda la suerte en el empeño.

Luis del Pino, Director de Sin Complejos en esRadio, autor de Los enigmas del 11-M y 11-M Golpe de régimen, entre otros. Analista de Libertad Digital

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