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La casta se quedó en la zorrera

Jesús Javier Corpas Mauleón, escritor y empresario

Cebada Gago ha dado muchas alegrías a la afición. No en vanos es una de las ganaderías con más visitas y premios en la Feria. Este ciclo no ha podido ser.

A estos Núñez-Jandilla, por lo de Núñez les cuesta dar los enormes volúmenes que solicitan algunos. Sin embargo suelen aportar grandes cotas de emoción. Desde Medina Sidonia vinieron ejemplares bien armados y con variedad de capas, que decepcionaron en lo fundamental; no tuvieron la bravura que se les supone. Lo presenció una plaza llena, maltratada por el ruido de las charangas peñistas. En delantera del uno, el campeonísimo Miguel Indurain.

Ante ellos, un veterano Octavio Chacón tiró de oficio con efectismo para cortarles oreja y oreja, gracias a dos buenas Tizonas y una voltereta de escalofrío. Su primero, mansito con querencia a chiqueros, lo prende en un desplante, allá por el sol. Su segundo, noble, al que estaba toreando de manera más ortodoxa, se lesiona la pata izquierda (no nos cansaremos, los toros no tienen patas traseras y delanteras, estas se llaman manos). Así que no le queda otra que darle muletazos de enfermero (circulares naturales e invertidos) a media altura. Con lo que en toda su obra no hubo pases perfumados.

Luis Bolívar dio los momentos más reposados y limpios de la tarde a su segundo, noble pero soso. Al entrar a matar se encuna, otro que lo hace esta feria, y se libra por un tris. Si llega acierta con la cruceta, tal como estaba la cosa, toca pelo. Pero necesitó dos descabellos y, tras aviso, solo tuvo palmas. En el quinto, muy bien Fernando Sánchez al banderillear entre los dos sables que artillaban al veleto. El hispanoamericano roba algún derechazo templado al renqueante material que le ha tocado, y lo mata de estocada caída. Palmas tras aviso.

El tercero era un muestrario de defectos. Echó las manos por delante, protestaba, derrotó y salía suelto. Un amor.

De Álamo traga y tira también de recursos para, con un certero espadazo, cortarle una oreja. El sexto, lo que no tiene en romana lo lleva de cornamenta; qué el trapío no son las arrobas. Muy en Cebada solo por fuera. Brinda Del Álamo al herido la víspera, Javier Castaño. Ante un animal que protesta y engancha, plantea una faena bullidora y sin fondo. Tras estocada, tres descabellos y un aviso, escucha batir manos en despedida.

Por la noche se daba un garbeo por el Kabiya el ganadero. Es un tipo simpático, como lo era su padre.  También se veía por esa terraza a otro criador gaditano, el de Fuente Ymbro.

Qué la Zorrera es finca que acumula casta, es sabido; este año se ahorró la de Pamplona.

Indurain presencia la corrida. Foto: J. Javier Corpas.
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