Al gobierno nacionalista Vasco de Navarra no parece importarle que sólo una pequeña parte de la población en esta tierra se comunique en «euskera».
A tenor de las respuestas de su consejera señora Ollo, la afirmación arriba descrita, es una realidad. Hablar del derecho que se tiene a que la administración te pueda responder en «euskera», sólo confirma este hecho.
El nacionalismo vasco sigue empeñado en imponer, en «normalizar», un idioma minoritario, que, además, y más en esta tierra, genera rechazo a una gran mayoría de la población.
Decenas de millones de están gastando en imponer este idioma. Los resultados a la vista están, basta mirar en los presupuestos de cada año y desde que ha llegado al poder este gobierno, el gasto se ha multiplicado exponencialmente.
El ciudadano se pregunta si no sería mejor invertir este dinero en sanidad, en dependencia o en educación; o en el TAV o en el Canal de Navarra; por lo menos el gasto redundaría en todos los navarros y en las necesidades de Navarra, no sólo para unos pocos, un 6,8 por ciento. Y esto el Gobierno lo sabe.