Para la salud de la democracia española, el mantenimiento en prisión del ex vicepresidente del gobierno de Cataluña, Oriol Junqueras, es una buena noticia. Un buen regalo de Reyes por adelantado.
Nadie puede ni debe considerarse por encima de la ley. Después de meses manteniendo un pulso al Gobierno e incumpliendo, una tras otra, las leyes, nadie debería esperar el perdón.
Oriol Junqueras, Puigdemont y demás grupúsculos del independentismo catalán deben saber que el “que la hace la paga”. La excusa de unas elecciones no debe servir a nadie para aspirar a salir de la cárcel.
La sedición, la rebelión y la malversación de caudales públicos, junto con la posibilidad de reiteración de delitos, son causa suficiente para mantener la pena de cárcel para cualquiera.
Los ciudadanos deben ser conscientes de que el estado de derecho triunfa frente a quienes quieren hacerlo desaparecer.