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Raphael asalta el presente en Madrid con ayuda de sus jóvenes «cómplices»

Raphael asalta el presente en Madrid con ayuda de sus jóvenes «cómplices»

Acompañado de Rozalén, Pablo López e Iván Ferreiro, algunos de los compinches que lo han ayudado a asaltar la contemporaneidad musical, Raphael ha atracado corazones esta noche en el Teatro Barceló de Madrid en una cita muy especial por íntima y singular.

«Qué bien estar en casa, en este teatro que fue mío hace 40 años y que vendí», ha destacado en sus primeras palabras al público privilegiado que ha disfrutado del primer concierto del ciclo «Cómplices de Mahou», por el que en próximos días desfilarán Leiva, Jorge Drexler o León Benavente, artistas aparentemente de otra cuerda generacional… o no.

En su acercamiento a los más jóvenes con el reciente disco «Infinitos bailes» (2016), Raphael ha probado tácticas inéditas o poco vistas en su carrera como ponerle voz al «lenguaje en el que habla y se enamora» el público por debajo de los 40 a través de compositores con los que se entendiesen.

Además, abandonó los teatros y grandes auditorios para tocar en los lugares donde estos escuchan música en vivo, las salas. Lo hizo en la presentación del disco, en su debut hace un año en Joy Eslava, y lo ha vuelto a hacer esta noche en el también emblemático Teatro Barceló (durante décadas, sede de la discoteca Pachá).

Como entonces, todo el aforo estaba agotado para disfrutar del de Linares en esta primera cita en Madrid de su actual gira, ya que por enfermedad se vio obligado a posponer a diciembre el concierto que tenía previsto ofrecer en verano en el multitudinario WiZink Center.

Ha sido una velada quizás menos espectacular y larga respecto a lo que acostumbra en un espacio como el antiguo Palacio de Deportes, pero quienes han conseguido entrada han podido disfrutar de él a escasísimos metros durante una hora y 45 minutos.

En el Barceló, tras unas puertas engalonadas estos días por una gigantesca bandera de España en defensa de la integridad territorial, Raphael ha cantado literalmente rodeado de siete músicos y de 300 personas, todas sentadas, algunas incluso en sofás de casa a la espalda misma del artista.

Ha sido a las 21,15 horas cuando este ha hecho acto de presencia en su habitual negro riguroso, con chaqueta de cuero y la primera carta de «Infinitos bailes», la que le da título y compuso Mikel Izal, precedida por una exhibición de guitarras y doble percusión como para atestiguar que esto es lo más cerca que Raphael está de sonar rock.

Siguiendo el guión de la gira ha llegado después el turno de «Aunque a veces duela», la que le escribió Dani Martín, ídolo de veinteañeros, aunque entre este público se haya dado gente de todos los pelajes, incluidos señores que, como Raphael, hacía mucho que no tenían una excusa para pisar una sala de conciertos.

En pie se han puesto tras «Loco por cantar», de Funambulista, la que en su opinión tiene más visos de convertirse en otra «joya de la corona» como lo son «Mi gran noche» o «Provocación», las que ha sonado después, «porque sé muy bien a qué han venido», ha señalado un Raphael que no ha dejado de tocar sus éxitos de siempre.

A estas alturas ha quedado claro que más que adentrarse en territorios ajenos, Raphael ha logrado hurtar parcelas nuevas que sumar a su vasto terreno, y así lo ha cantado hoy, con más ahínco si cabe: «Yo sigo siendo aquel», empujado por un dramático piano de sabor tanguero.

Sin salirse de los soniquetes argentinos y latinoamericanos, Raphael ha invitado al escenario a «una nueva amiga que vende las canciones de una manera muy diferente a las demás», Rozalén, para trazar juntos una bella versión de «La carta».

«Hubiese querido componer, siempre se lo he dejado a los mejores, al más grande, Manuel Alejandro, y a uno de los dos o tres que ahora más me gustan a mí y a ustedes también», ha dicho para presentar algo más tarde a Pablo López e interpretar «Semilla o flor».

No han faltado «Estuve enamorado de ti», «La quiero a morir» (versión en español del clásico de Francis Cabrel «Je l’aime à mourir») o una sentida interpretación acompañado por la guitarra de «Gracias a la vida» de Violeta Parra

De Iván Ferreiro, su tercer y último invitado de la noche, ha dicho que es un «ser maravilloso, gallego y compositor enorme», concretamente el de «Carrusel», una de los cortes más bombásticos del disco, híbrido equilibrado entre las coordenadas raphaelistas y las del exvocalista de Piratas.

Ni «El tamborilero» ha escatimado en este atraco perfecto, armado con «Estar enamorado» y «En carne viva» y pertrechado por un turno de preguntas en el que se han destacado seguidores llegados desde Colombia solo para este show y en el que Ferreiro ha pedido componerle entero su próximo disco.

«En mi próximo álbum habrá cosas de ellos», ha ratificado Raphael al respecto, antes de cerrar la velada por todo lo alto con «Escándalo», «Qué sabe nadie» y «Como yo te amo». EFE

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