Tras estas semanas, tras estos días, donde ha pasado de todo, desde una declaración velada de independencia, hasta la aparente intervención de una comunidad autónoma “rebelde”, quienes están demostrando la defensa de la unidad de la nación española, lejos de los “cambalaches” de la política, son los propios ciudadanos de España.
Ayer en la Plaza de Colón de Madrid, varios miles de personas defendían a la nación española, y hoy, varias decenas de miles de personas la van a defender en Barcelona. No pueden entender como se ha tardado tanto en tomar las decisiones oportunas para despertar del sueño de la república catalana tanto. Más cuando el desafío soberanista llevaba estos últimos meses tensando la situación, despreciando y riéndose de los españoles.
Y es que el juego de la política produce enormes sinsabores a los ciudadanos, que ven como tienen ante ellos gobiernos débiles, que se ven incapaces de tomar las decisiones adecuadas cuando el tiempo lo requiere y que solo, cuando parece que no hay otro remedio, parece que actúan.
De todas las maneras, la solución dada al problema catalán, sin apenas tiempo, para desarrollar el 155, dista mucho de ser la panacea. Se convocan unas elecciones que parece que son a la medida del nacionalismo catalán, incluso se bromea con la posibilidad que pueden volver a presentarse los que acaban de ser cesados; no se intervienen los medios de comunicación afines al soberanismo y sospechosamente, el independentismo catalán se mantiene en su casa, sin apenas mostrar desacuerdo con la intervención de la autonomía catalana.
Todo parece solucionado, pero el problema está ahí, latente, esperando su oportunidad. Los únicos que lo tienen claro son los ciudadanos que son los que están mostrando, sin fisuras, sin debilidades, su defensa de la unidad de España. Va por ellos.
