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La «Carmen» de Bieito respeta la bandera española pero no gusta al Real

Ni trapo, ni muleta ni toalla. Calixto Bieito ha eliminado cualquier «uso vejatorio» para la bandera española en su estreno esta noche en el Real de «Carmen», pero ha dado igual porque el teatro ha abucheado su propuesta, ubicada en Ceuta en los 70 con legionarios, meretrices y mucho machismo.

Pero no ha sido Bieito el que ha tenido que escuchar el abucheo de la mayor parte del público, sino sus asistentes, porque para él, según decía este martes, ahora lo importante era el estreno de «Obabakoak» en el Teatro Arriaga de Bilbao, que él dirige.

Si la propuesta escénica ha sido muy contestada, con la interpretación ha sucedido lo contrario y Anna Goryachova (Carmen), Francesco Melli (Don José) y, sobre todo, Eleonora Buratto (Micaela), así como la dirección musical, a cargo de Marc Piollet, han sido muy aplaudidas y jaleados desde la primera pieza.

La España de la «Carmen» de Bizet es una fantasiosa mezcla de disfraces y tópicos que enfrenta a «gabachos» y españoles en la Sevilla de finales de 1800, una propuesta que Bieito (Miranda de Ebro, Burgos, 1963) ha trasladado a Ceuta, donde tiene su cuartel general el Tercio Duque de Alba de la Legión.

Su versión, más basada en el libreto de Prosper Merimee que en el libreto de la obra de Bizet -de Meilhac y Halevy-, sustituye a los soldados por legionarios, las cigarreras son meretrices que parecen salidas de un «after», con «perreo» incluido, y los contrabandistas recuerdan a las mujeres que cada día pasan la frontera de Marruecos con mercancías.

La acción se desarrolla en un escenario vacío en el que todo bascula, dependiendo del acto, en torno a un mástil, en el que los legionarios izan la bandera española; un gran toro de Osborne; una cabina de teléfono y antiguos modelos de Mercedes, que entran y salen de un espacio «peligroso, suburbial y subversivo», según descripción del propio Bieito.

«Carmen» se estrenó en 1999 en el Festival de Peralada (Gerona) y no volvió a España hasta 10 años después. Era la segunda ópera que dirigía Bieito e hizo «lo que se le ocurrió, con absoluta libertad», según explicaba él mismo cuando la estrenó en San Lorenzo de El Escorial (Madrid) en 2009.

Desde su estreno -en España se ha visto en el Liceo (2010 y 2015) y Bilbao (2015)- ha pasado por una treintena de teatros de todo el mundo y en muchos ha sido un gran éxito y en otros ha suscitado la polémica, como ocurrió en París el pasado mes de abril.

En esa ocasión, además, el «uso» que hacían los protagonistas de la bandera española, que unas veces era una muleta, otras un trapo para limpiar el parabrisas y otras una toalla en la que tumbarse, provocó una pregunta parlamentaria del exministro de Exteriores José Manuel García-Margallo.

Ante el posible conflicto y «por responsabilidad», el Real y Bieito acordaron que en su estreno en el coliseo madrileño iba a venir «pulida» y «ajustada» sin la utilización de la bandera más que como enseña.

La bandera con la que un legionario jugaba, limpiaba un parabrisas y toreaba hasta ahora se ha sustituido en el Real por una chaqueta y la que una turista empleaba para tumbarse encima es ahora una toalla negra y roja con la leyenda «I love Spain»

Bieito repite en «Carmen» lo que vio en Marruecos antes de pasar la frontera de Ceuta: «una explanada llena de Mercedes de segunda mano», un «mundo salvaje» que contiene desde «contrabando doméstico» de lavadoras o neveras, a legionarios a gente que «quiere escapar».

Es en ese universo, en el que los personajes «viven y mueren deprisa», donde ubica este «seco» montaje, muy influido por «Roma, citta aperta», de Rossellini, y que no tiene nada que ver con la ópera romántica o pasional sino con el sufrimiento.

«No es un ‘pobre Don José’ sino un hombre obsesionado por sus frustraciones, por su violencia mal canalizada que asesina a la cigarrera porque cree que es suya», según Bieito.

En su versión, que no incluye recitativos sino algunos parlamentos, el mundo es «feo» y en el que chocan «machos y mujeres» que viven al límite, en la frontera.

La escena es «en crudo», sin «capas de folklore», una propuesta que desde que la estrenó en 1999 ha ido «madurando» y en la que pide a los cantantes que se esfuercen para que se vean «los huesos, la carne, la humanidad».

El reparto de esta noche se alternará con otros dos formados por Stéphanie d’Oustrac y Andrea Caré y Gaëlle Arquez y Leonardo Caimi. En el papel de Micaela se repartirán las funciones Eleonora Buratto y Olga Busuioc.

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