Los políticos deben creer que sus votantes, que sus ciudadanos, son capaces de aceptar todo lo que oyen de su parte y, encima, quedarse tan tranquilos.
El optimismo del ministro de Guindos con relación a los Presupuestos Generales para el año que viene (2018) raya lo inimaginable. Se acaba de retirar temporalmente su tramitación para ser aprobados, al darse cuenta, el gobierno, que uno de sus socios presupuestarios, el PNV (Partido Nacionalista Vasco) acaba de retirarles su apoyo hasta que no se” vea la luz” en Cataluña. Y es que el PNV siempre “juego sucio”. Como de momento no quiere hacer lo de Cataluña, estira su apoyo hasta conseguir más y más dinero. Poco le importan los presupuestos para su nación, solo le importa seguir su “hoja de ruta”; así mientras no consigue su ansiada independencia, exprime al gobierno de su país.
Lo peor no es que un partido de carácter local quiera aprovecharse de su gobierno, una y otra vez, lo peor es que el propio gobierno alienta las demandas nacionalistas a cambio de un apoyo. Eso es lo que ha pasado en Cataluña. Décadas y décadas de dejar hacer al nacionalismo, a cambio de apoyos gubernamentales, han llevado a estos lodos.
No puede ser tan importante un Presupuesto, si por ello, a cambio, se permite al nacionalismo fomentar el odio hacia la nación que les da de comer.
Los sucesivos gobiernos que ha tenido este país han podido gobernar gracias al apoyo del nacionalismo y eso ha traído esta situación. Una situación que dista mucho de estar solucionada simplemente con aparentar no dejar hacer un referéndum.