La bailaora y coreógrafa María Pagés, que mañana pondrá en escena su «Yo, Carmen» en el Maestranza de Sevilla, dentro del programa de la Bienal de Flamenco, ha asegurado que se trata de una «obra feminista» y de un «contrapunto, una reflexión sobre el mito de Carmen».
«Muchas veces me han pedido la Carmen, pero nunca me ha apetecido, no me veía en ese papel, porque no estoy de acuerdo ni con la historia ni con el personaje de la historia», ha asegurado Pagés para añadir que, no obstante, esa reflexión sobre Carmen la llevaba haciendo muchos años.
La artista ha añadido que una vez que cumplió los cincuenta años consideró que reunía la experiencia suficiente sobre el ser y el sentir de la mujer, «y no sobre la fantasía de los hombres o de un personaje romántico».
El espectáculo, que aún no ha sido visto en Sevilla, se estrenó hace dos años en Valladolid y luego ha efectuado una gira internacional, a lo largo de la cual, ha confesado su creadora, «ha ido cambiando, ha sido una estructura que se ha ido gestionando estos dos años», lo que también ha achacado a que «Yo, Carmen» ha formado parte de su mundo interior y de su actividad creativa desde hace muchos años.
De hecho, para la actuación de Sevilla ha incluido una malagueña que no ha estado en las representaciones anteriores, una pieza que versa sobre el amor, «un tema importante y profundo».
Desde que intervino como secundaria, muy joven, en la película «Carmen», protagonizada por Antonio Gades, la bailaora ha asegurado que ha tenido tiempo de «desmenuzar» al personaje y ha añadido que «lo bueno de esperar tanto es que me encontraba preparada».
«He escuchado a muchas mujeres y todas tienen un anhelo y una necesidad común a nivel universal; tener un papel en la sociedad en igualdad con los hombres; por eso me interesaba dar la voz a la mujer» en este espectáculo cuya luz será «la de las velas, la de los contrastes y los claroscuros».
Sobre las siete bailaoras de su compañía que la acompañan en este espectáculo ha asegurado que son «madres, maestras, aprendizas» y que todas son conscientes de lo que quieren decir y del espíritu de la obra.
Tras asegurar que ha sido su pareja quien más le ha animado y empujado a hacer esta obra, Pagés ha asegurado que el elemento masculino también está presente «aunque no bailen», y podrán identificarse en la dimensión simbólica de las sombras que se crearán en el escenario y en los espejos donde las mujeres se miran. EFE