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Verano de alto riesgo de incendio «sin la correcta prevención»

El verano que hoy empieza se caracterizará por un «elevadísimo» riesgo de incendios forestales agravado por una campaña de prevención de «escaso presupuesto», cuyas partidas han ido mayoritariamente a labores de extinción

Así lo ha manifestado en una entrevista con Efe Nicolás López, técnico de Conservación Especies Amenazadas de SEO/BirdLife y especialista en incendios forestales, quien ha asegurado que las previsiones son “muy arriesgadas”, con uno de los verano más secos y cálidos de los últimos años.

Además, la mayor pluviometría registrada la pasada primavera “ha propiciado mayor cantidad de combustible vegetal en los montes”, que no han sido “previamente preparados” con la reducción de esa biomasa del suelo, “la medida preventiva que más éxito tiene”.

La Red Natura 2000 amenazada

Nicolás López ha recordado que la mayor parte de los GIF -Grandes Incendios Forestales, de más de 500 hectáreas afectadas- se producen en lugares de la Red Natura 2000, donde la conservación de los valores naturales que les valieron su inclusión en la mayor red de espacios protegidos del mundo se ve seriamente amenazada.

Ha asegurado que los planes de gestión de estos espacios incluyen medidas correctivas contra los incendios “cuando están identificados como amenaza, en unos casos más detalladas que en otros”, y ha reclamado incrementos de presupuesto para estas partidas en los espacios con mayor superficie forestal, cuya asignación proviene generalmente de los fondos europeos.

El fuego en los espacios protegidos

“El fuego afecta a los espacios protegidos igual que a otros”, ha matizado Nicolás López, sólo que aquéllos cuentan con una serie de valores biológicos “mucho más altos”.

La mayor amenaza, ha señalado, es la pérdida de biodiversidad, sobre todo de las especies, vegetales y animales, ligadas a la superficie forestal susceptible de incendiarse y aquellos animales que tengan una movilidad más reducida.

“Las especies de ecosistemas mediterráneos están más adaptadas al fuego, con el que han convivido millones de años, y son capaces de soportar un determinado tipo de incendios y una mayor frecuencia”.

Pero en todos los ecosistemas del mundo “las plantas desarrollan dos estrategias frente al fuego”, y en este sentido hay que distinguir entre las que lo soportan y luego rebrotan -rebrotadoras- y las que no lo soportan pero sí lo hacen sus semillas -semilladoras o germinadoras-.

Así, “cuando hay muchas plantas que cumplen este tipo de estrategia los ecosistemas tienen más posibilidades de recuperarse”, ha añadido.

El experto de SEO/BirdLife ha explicado que la afección del fuego en los espacios protegidos “depende de múltiples factores y a medio y largo plazo los ecosistemas se podrán recuperar mejor o peor” en función de las especies asociadas a ellos o a la erosión del suelo, entre otros.

EFE/Juana Haluros

EFE/Juana Haluros

La importancia de la prevención

Las labores de prevención son, ha señalado, “decisivas” de cara a la campaña de incendios, pero deben iniciarse en los primeros meses del año y últimos del año anterior; sin embargo, “los recortes han obligado a contratar a los retenes sólo en los meses de verano o inmediatamente anteriores”.

“Hay que tener en cuenta -ha añadido- que la superficie forestal ha aumentado mucho, hasta dos millones de hectáreas en los últimos quince años y más del 15 por ciento desde los años 70”, el mayor incremento de toda la Unión Europea.

Esta circunstancia se debe a que se han dejado de explotar los bosques, a las repoblaciones forestales de los años 70 y a que el abandono de muchas tierras de cultivo propició la recolonización de zonas donde habían sido talados.

Y toda esa masa forestal, que hace que España tenga una “dinámica inflamable”, hay que “saber gestionarla”, con el consiguiente presupuesto y en los plazos adecuados, ha alertado el técnico de SEO/BirdLife.

Error “de manual”

En este sentido, ha lamentado que en la mayoría de las comunidades autónomas las consejerías de Medio Ambiente destinan a labores de extinción de incendios el doble de presupuesto que a prevención, sensibilización y divulgación, “el primer error de manual”.

Nicolás López ha recordado que el fuego “es un fenómeno natural que ha estado siempre presente”, pero las actividades humanas han hecho que este régimen natural “se altere muchísimo y se convierta en una amenaza que las plantas ya no soportan”.

Entre esas alteraciones, ha destacado el grave despoblamiento del mundo rural con el consiguiente abandono de la tierra, que ha sido recolonizada por el matorral, y del ganado, que antes se comía la biomasa, así como la expansión de zonas urbanas y periurbanas a áreas agrícolas y forestales.

En este sentido, ha asegurado que los protocolos de extinción se centran en salvar a las personas y sus casas y “no en atacar el fuego como se debería”, por lo que ha reclamado que la planificación urbanística contemple en estos casos el elevado riesgo de incendio.

Otras alteraciones son el aumento desmesurado de los usos recreativos de zonas forestales y la proliferación de especies vegetales exóticas, “muchas de ellas invasoras y muy adaptadas al fuego, responsable de que haya mucha cubierta vegetal”.

La gestión del monte

En su opinión, “un monte bien gestionado está mucho mejor protegido frente al fuego”, por lo que ha recomendado una mayor separación de los pies de los árboles, un buen mantenimiento de los cortafuegos y la plantación de masas mixtas frente a masas monoespecíficas en un bosque de explotación.

Y fomentar el pastoreo, porque “lo que marca la diferencia es una buena gestión forestal”, ha insistido.

Por otro lado, ha dado por buenos los datos ofrecidos recientemente por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente que sitúan los cinco primeros meses del año como los mejores de la última década en cuanto a número de incendios y superficie quemada.

No obstante, ha reconocido que los incendios entre enero y mayo se producen sólo en el norte de España y casi todos suelen tener la “intención” de quemar matorral para favorecer el florecimiento de los pastos en primavera.

Las condiciones meteorológicas de este año -con una humedad del aire del 30 por ciento, una velocidad inferior a 30 kilómetros por hora y una temperatura menor de 30 grados- son las que, en su opinión, han favorecido unas cifras mejores.

Restauración ambiental

Por último, Nicolás López ha hecho hincapié en que un monte arbolado tarda décadas en recuperarse, en el caso del encinar hasta 50 años para empezar a tener árboles y más de cien para ser considerado un bosque maduro, por lo que ha valorado los trabajos de restauración ambiental, que “hace que se aceleren los procesos de cicatrización del bosque”.

No obstante, “nunca sería posible reproducir el proceso histórico y climático que dio lugar a ese bosque, nunca sería igual”, con lo que el daño que produce un incendio forestal “es irreparable”.

 

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