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Debate 26J: Fuego cruzado sin claros vencedores

Debate 26J: Fuego cruzado sin claros vencedores

NAVARRA INFORMACIÓN/EFE

Rajoy resiste mientras Pedro Sánchez desaprovecha su gran oportunidad

Rivera, ha diferencia de Rajoy, sí se enfrentó abiertamente con Iglesias

El primer debate «a cuatro» en televisión comenzaba tarde, sin demasiado pulso y con un tono bajo, pero terminaba con fuego cruzado y varios «cara a cara» aunque sin claros vencedores a cuenta del fracaso de la legislatura, los recortes, la corrupción, la financiación ilegal y, de paso, Venezuela.

El líder del PP, Mariano Rajoy, sobresalió en el apartado dedicado a la economía, pero sufrió con los durísimos ataques que le lanzaron en el bloque sobre corrupción.

El candidato de C’s, Albert Rivera, fue de menos a más y logró brillar cuando la discusión giró en torno a la regeneración democrática, golpeando tanto al candidato del PP como al de Podemos.

Pedro Sánchez fue el contrincante más débil pese a sus esfuerzos por situarse como primer rival del presidente en funciones. No lo consiguió. El aspirante socialista, probablemente el que más se jugaba en el duelo, desaprovechó su gran oportunidad.

Pablo Iglesias vaticinó que Rajoy con su «escudero» no alcanzará la mayoría suficiente para gobernar, y trató en todo momento de atraer hacia sí a Pedro Sánchez, al que ofreció formar coalición el día después de los comicios.

Pese a la rigidez del formato, que ha hecho que en algunos momentos se limitara a una sucesión de monólogos, se han vivido algunos momentos de tensión.

Tras las intervenciones introductorias, con Rajoy apelando de nuevo a que los partidos «se comprometan a dejar gobernar al más votado», los candidatos han hablado de las claves económicas de su programa. Todos han cargado contra Rajoy por su «conformismo», después de que éste volviera a alertar de las «calamidades» que traería a España un gobierno que no fuera del PP. El presidente no se ha arrugado y ha acusado a sus rivales de «pesimismo» y de «manipular la realidad», en alusión a las cifras sobre temporalidad laboral.

Casi un «todos contra todos» pero con un enemigo común a abatir en la figura del líder del PP, Mariano Rajoy, que ha luchado con vehemencia para defender su gestión al frente del Gobierno en los duros años de la crisis económica y la lucha contra la corrupción en su partido en medio de las duras andanadas del resto de candidatos.

Con Sánchez algo desdibujado e Iglesias centrado en presentar a Ciudadanos como un calco del PP, Rivera ha salido al ataque contra el programa económico de Podemos, acusándole de pretender una «masiva» subida de impuestos que «machacaría» a la clase media y de seguir el «modelo griego». Con Rajoy ha sido también muy duro: le ha acusado de escudarse en el agujero de Zapatero para justificar los recortes cuando él ya «tiene su propio agujero», en alusión al déficit. «Aquí no se viene a hacer prácticas», ha contestado Rajoy.

El segundo bloque del debate, sobre políticas sociales, ha tenido como vencedor a Rivera, que ha atacado con dureza y efectividad a Iglesias y con algo menos de rotundidad pero también con dardos hirientes a Rajoy. Además, al mismo tiempo ha hecho propuestas de calado y fácilmente comprensibles, como que «la igualdad se tiene que defender en todos los rincones de España», para lo que ha propuesto que se igualen los gastos en dependencia, sanidad y educación para todas las comunidades autónomas.

Sánchez, por su parte ha repetido una y otra vez el mensaje de que no hay un gobierno progresista por la negativa de «los extremos» que son «Rajoy e Iglesias».

A Iglesias se le ha visto en algunos momentos bastante irritado y se ha mostrado muy contrariado cuando Sánchez le atacaba. «No soy yo, es Rajoy» decía moviendo la cabeza de forma muy ostensible, en una imagen a pantalla partida que ha resultado casi cómica.

Envalentonado por las encuestas, el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, se ha empleado a fondo contra Rajoy y también contra Rivera mientras ha eludido el cuerpo a cuerpo con Sánchez, a quien volvía a tender la mano para formar un gobierno «de cambio» después de las elecciones del 26 de junio.

Tampoco ha querido romper todos los puentes el líder del PSOE quien, por momentos, parecía haberse quedado en tierra de nadie viendo como Rivera, Rajoy e Iglesias se repartían golpes en su presencia.

Eso sí, ha repetido como un mantra que el culpable de que Rajoy todavía siga en la Moncloa y no se hayan puesto en marcha las políticas progresistas que defiende, es Pablo Iglesias y Podemos que, junto al PP, votaron en contra de su fallida investidura.

«Se equivoca el señor Sánchez al situarse como adversario. Yo no soy el rival sino el PP», le ha contestado Iglesias, que ha pedido al líder del PSOE que diga de una vez por quién va apostar tras el 26J, si por la abstención a Rajoy o por un gobierno con Podemos.

Iglesias, de paso, arremetía contra Rivera, al que tildaba de «escudero» de Rajoy.

No le ha debido sentar muy bien ese apelativo porque a los pocos minutos era Rivera el que sacaba a la palestra la supuesta financiación venezolana de Podemos, una auténtica piedra en el zapato de Pablo Iglesias.

«Usted no pide dinero a los bancos porque se lo da el régimen de Maduro», le ha espetado con dureza el líder de Ciudadanos, que ha acusado a Iglesias de ser un lobo que se esconde con la piel de un cordero socialdemócrata.

Acusaciones rechazadas de plano por Iglesias, que cree «muy grave» que se le imputen delitos en un debate en televisión, lo que atribuye a los «nervios» y a la «desesperación» de algunos.

Los momentos de mayor tensión

La tensión ha crecido con el tercer bloque, dedicado casi por completo a las acusaciones cruzadas de corrupción. Se preveía que Sánchez pasara de puntillas por el tema de la corrupción en el PP para evitar la contrarréplica de Rajoy con los ERE, pero al final ha entrado en el cuerpo a cuerpo con el presidente del Gobierno en funciones.

Sánchez ha recuperado el tono citando a Monedero y las becas de Errejón mientras Iglesias murmuraba «madre mía» y ha hablado a Rajoy de Bárcenas y Barberá.

Sin llamar a Rajoy «indecente» como en la anterior campaña, sí ha insistido en que debería haber dimitido en cuanto se conoció el caso Bárcenas.

«Usted es el presidente de un partido en B y los españoles no lo merecen», ha denunciado Sánchez.

Rajoy no ha querido enfangarse en la corrupción y se ha limitado a recordar a Sánchez el procesamiento de los dos expresidentes del PSOE Manuel Chaves y José Antonio Griñán por los ERE.

«No sirve de nada tirarnos los trastos a la cabeza», ha zanjado el presidente del PP, que ha aprovechado para atacar también a Rivera por tener una mentalidad «inquisitorial» en la lucha contra la corrupción.

Rajoy se ha preguntado también quiénes son Sánchez o Rivera para insinuar que tiene que dejar el Gobierno cuando ha ganado las elecciones del 20 de diciembre y las encuestas apuntan que lo volverá a hacer el 26J.

Pero el momento más tenso ha llegado con Rivera, que ha logrado sacar de quicio al presidente reprochándole también el caso Bárcenas y pidiéndole que se vaya: «Yo no le voy a llamar indecente. Se lo digo de corazón, España merece un nuevo gobierno para abrir una nueva etapa. Reflexione».

La economía enfrenta a los cuatro candidatos

Más allá de la corrupción, la política económica también ha enfrentado a los cuatro candidatos, y entre todos contra Rajoy.

«Usted vende humo. Prometió bajar los impuestos en 2011 y los ha subido», le ha criticado Rivera, que también ha arremetido contra Iglesias, por pretender «machacar» a la clase media.

Sánchez ha denunciado el «revanchismo ideológico» del PP por subir el IVA cultural o implantar un «impuesto al sol».

Iglesias ha bromeado con los dos millones de puestos de trabajo que promete Rajoy: «Y tres huevos duros», ha añadido.

El presidente del PP también ha tirado de ironía para reprochar a sus contrincantes que hayan dicho «algunas mentiras» sobre su gestión y la falta de preparación de sus rivales.

«Al Gobierno no se viene a hacer prácticas, se viene aprendido y conociendo los temas», ha alertado.

Sin desacuerdos sobre terrorismo y refugiados

La lucha contra el terrorismo ha levantado las únicas coincidencias del debate, pues los cuatro candidatos han destacado la importancia de la cooperación en inteligencia con otros países para su erradicación.

No ha ocurrido lo mismo con la crisis de los refugiados, un asunto en el que también ha habido reproches para el Gobierno del PP mientras Rajoy insistía en que España actúa en este asunto junto a la Unión Europea y recalcaba la dificultad de afrontar, desde el Ejecutivo, problemas de este calado.

La política de pactos

El último bloque ha sido para los pactos postelectorales, un apartado en el que los cuatro contrincantes han reiterado sus posturas ya conocidas.

El primero en intervenir ha sido Pedro Sánchez, que ha insistido en que «el PSOE sale a ganar» y que está por «defender la igualdad y luchar contra desigualdad, contra la corrupción» y por luchar contra “la intransigencia, el rupturismo, la soberbia y ocupar el poder por ocuparlo».

Mariano Rajoy, por su parte, ha asegurado que él «va a pactar con los españoles» y ha aprovechado para atacar una vez más a Sánchez: «Va tercero en las encuestas y dice que yo no estoy incapacitado para gobernar, ¿pues cómo está él?»

Finalmente, el presidente del Gobierno en funciones ha dicho que la situación no cambia mucho a lo que ocurrió el 20D la solución debe ser la misma: «Una coalición entre grandes fuerzas moderadas y sensatas con líderes a ser posible moderados y sensatos».

Rivera, por su parte, ha asegurado que su partido no se niega a que Rajoy sea presidente, «aquí no hay vetos», pero «los votantes de Ciudadanos quieren cambios, reformas y regeneración que es también lo que quieren los del PP». Finalmente, el candidato del partido naranja ha resumido su posición afirmando que «acuerdos por sillones no, pero acuerdos para cambiar España, por supuesto».

El último en intervenir en este bloque ha sido Pablo Iglesias, que ha sido el que con más claridad ha puesto sus cartas sobre la mesa: ha apostado por el pacto con un con el PSOE en que «el presidente debe ser» el candidato «de la lista con más votos». Y ha asegurado que «ganemos las elecciones, quedemos segundos o terceros, haremos la misma propuesta».

Iglesias tiende la mano a Sánchez, el líder del PSOE no lo aclara, Rajoy habla de gran coalición de las fuerzas «sensatas» y Rivera anuncia que si Ciudadanos es decisivo habrá Gobierno y «cambios».

El último minuto

El debate ha finalizado con una última y breve intervención de cada uno. Iglesias ha llamado a ir a las urnas «con alegría» para que «no ganen los de siempre». Rivera, mientras, ha dicho que quiere «una España que se puede volver a levantar», que no «corte las alas al talento». Rajoy ha insistido en que «somos una gran nación» y ha pedido «no cambiar el rumbo». Sánchez, mientras, ha llamado a «pensar en tus hijos, tus nietos» y luchar por el «cambio» que, ha dicho, puede traer el PSOE. Ninguno ha brillado especialmente en su minuto final.

Por su gesto sonriente al terminar el debate, Rajoy parece que tiene claro que ha salido «vivo» y hasta reforzado de la «encerrona» a tres bandas. Cruce de reproches en el que sólo se han respetado, y no durante todo el tiempo, el candidato del PSOE, Pedro Sánchez, y el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, todavía con la resaca de su acuerdo de investidura de hace apenas unos meses. NAVARRA INFORMACIÓN/EFE

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