La frase «quien siembra vientos, recoge tempestades» resulta profética.
Cuando se alimenta a «la bestia», ésta provoca el caos. Lo que está pasando en algunas ciudades de este país, donde gobierna Podemos o sus marcas afines, donde los antisistema campan a sus anchas, es de «juzgado de guardia».
Desde hace ya años se les viene alimentando, al justificar sus actos. Incluso, hoy, a algunos de los cargos electos, concejales y demás, se les ve alentando a «la masa» e incluso arengando y participando en los disturbios.
Cuando se pretende contentar a base de conceder espacios, edificios para que se configuren como lugares «alternativos», resulta luego muy difícil revertir la situación. Y cuando los que llegan a mandar, se dan cuenta, que desde el otro lado, el lado del poderoso, las cosas no resultan tan fáciles, pasa lo que pasa.
Que la alcaldesa de Barcelona, ahora no comprenda, no entienda, el desperfecto ocasionado por sus antisistema, por aquellos que le acompañaban en sus «escraches» a políticos, en sus manifestaciones contra la llamada «casta», resulta paradójico.
Se impone una reflexión seria. No basta solo la ilusión, no basta con querer cambiar el mundo. Hacen falta soluciones y éstas no pasan por dar la calle a quienes quieren eliminar el orden establecido.